Septiembre

Señor director
Septiembre es un mes en el cual la humanidad recuerda hechos trágicos. El derrumbe de las Torres Gemelas, en Nueva York, dejó muchos muertos, y también el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende en Chile, sembró muerte y barbarie en ese país y fue motivo de indignación en toda América Latina.

No hay duda de que en América Latina la gente recuerda con pesar esa fecha, de la cual se conmemoran 39 años.

El movimiento estudiantil chileno parece levantar la dignidad de los grupos políticos de avanzada, y libra hoy una lucha contra la privatización del sistema educativo.

La derecha gobernante en ese país trata de que la juventud pague los platos rotos, y eso los estudiantes con líderes como Camila Vallejo y otros, no están dispuestos a permitirlo.

Es importante que se tenga en cuenta este aniversario, que marca un importante momento en la historia de América.

Atentamente,

Julia S. Santiago

Santo Domingo

La música popular

Señor director:

La música, para ser popular, no tiene que ser de baja calidad. Del mismo modo que una canción, para pegar, no tiene que contener un mensaje feo y de mal gusto.

A veces uno escucha canciones horribles y le dicen que es lo que le gusta al público, y yo pregunto si no es lo que le gusta servir a un grupo que de ese modo consigue ganancias más rápidamente.

He escuchado canciones que incluso abiertamente incitan a la droga, y otras que se pasan de obscenas.

Eso no es necesariamente lo moderno. En lo moderno hay muchas cosas buenas. Si no las han descubierto quienes dicen que hay que ser grosero, mal educado y de feo vocabulario, hay que pensar que no han tenido la oportunidad de hacerlo o que sencillamente fingen.

Hay canciones antiguas que no tienen un contenido muy profundo pero que han traspasado el tiempo porque no son groseras o feas.

Pregunto si será negocio hacer una canción sabiendo que será tirada a la basura en los próximos meses. Si siendo nueva es fea una canción, de vieja, hay que saber que, simplemente nadie la escuchará.

¿Qué dirán nuestros nietos?

Atentamente,

Arnaldo C. Castillo

Santo Domingo