Anthony Perez Diaz
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César Chávez, la película
¿Por qué ha sido un fracaso la película sobre el dirigente sindical César Chávez? Las razones son muchas y apuntan hacia todos lados. Pero en particular debe destacarse probablemente la ausencia de un destinario: el film está dirigido a una audiencia que no existe.
Nacido en Arizona, de descendientes mexicanos, Cesar Chávez fue un líder sindical que luchó por mejores condiciones labores para los trabajadores agrícolas y logró cosas importantes.
Eso fue en el periodo comprendido entre mediados de los años sesenta y principios de la siguiente década. Desde entonces, sus logros aunque reconocidos por muchos, han sido menospreciados y olvidados por un estamento importante de la sociedad norteamericana.
Dentro de la comunidad latina, en Estados Unidos, el panorama no es tampoco muy alentador puesto que la mayoría desconoce hoy el legado del defensor de los derechos de los campesinos. Y si esto sucede en Estados Unidos, ¿cuál será entonces la percepción fuera de allí?
Vistas así las cosas, por más honor que merezca el personaje, una película sobre Chávez era antes de empezar, un proyecto difícil y de bastante riesgo. Tal vez su mejor apuesta por el éxito era una tergiversación total de la historia, pero esto habría llevado a mucha gente a romperse las vestiduras
De modo que armado de un enorme entusiasmo –sería la primera vez que se haría un acercamiento fílmico del personaje– y de una admiración rayana en la santidad, el conocido actor y ahora director Diego Luna puso en marcha sus mejores intenciones y el resultado, aunque se traduce en un esfuerzo digno, no deja de ser de todos modos blando, predecible y poco inspirado.
La culpa no es toda suya si partimos de que el guion, escrito por Keir Pearson y Timothy J. Sexton, aunque resalta aspectos propios de la época que de algún modo incidieron en la lucha de Chávez, el asesinato de Robert Kennedy, el rechazo de Ronald Reagan a sus reclamos o el recrudecimiento de la represión policial con el arribo de Richard Nixon al poder; es no solo irregular e incongruente sino sobre todo muy maniqueo.
Lo mismo vale para el competente actor Michael Peña, quien ha demostrado tener mayor talento del que le permite exhibir el superficial guion del film.