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Cine y sociedad

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After The Wedding

Este es el tipo de historias cuyo mayor efecto e impacto está reservado al descubrimiento de uno o varios aspectos que son, naturalmente, los que concentran el impulso y razón de ser de las mismas.

El único problema con esta estrategia narrativa, sin embargo, es el siguiente. Dado que no se introduce a los personajes –la presentación del personaje central interpretado por la actriz Michelle Williams es somera y superficial– el espectador entonces nunca llega a establecer una conexión y/o identificación con ellos.

Esto es lo peor que le puede pasar a una película. Y en consecuencia, aunque el trabajo del elenco (que incluye a la siempre notable y efectiva Julianne Moore, Billy Crudup y Abby Quinn), es indiscutiblemente solido y convincente, y es lo que mantiene a flote el film, poco nos importa en definitiva la suerte de
dichos caracteres.

“After The Wedding” es un ‘remake’ del exitoso film del mismo nombre – fue nominado al Oscar como mejor película extranjera, entre otras distinciones – escrito y dirigido por la directora danés Susanne Bier en 2006. Precisamente, este es el primer aspecto que llama la atención de esta nueva recreación de aquella historia.

Es decir, han pasado 12 años del estreno de la película de Bier, lo cual no es mucho tiempo fuera del cine franquicia, y además, se trata de replantear una historia que tuvo en su momento bastante difusión dada la repercusión alcanzada por la película original. Así que uno no puede dejar de preguntarse, ¿era necesario ahora este ‘remake’?
A la luz del irregular y un tanto pálido resultado que arroja la película, la respuesta es un categórico no.

Isabel (Michelle Williams), es una americana altruista que se estableció en La India presumiblemente hace unos 20 años, y allí dirige un orfanato plagado de necesidades y al borde de ser cerrado. Pero una adinerada empresaria de New York ha llegado al rescate, y promete hacer una donación millonaria, si Isabel accede a viajar hasta allí para recibirlo.

Sin embargo, el asunto no es tan simple como parecía, y al arribar Isabel a la Gran Manzana, una serie de eventos comienzan a interponerse o a dificultar la materialización de aquella importante transacción financiera. ¿Vale la pena la tardía y banal recompensa que ofrece este irregular e incoherente melodrama? De ningún modo.

El Nacional

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