The Devil Next Door
Planteado en términos simples, de The Devil Next Door es la crónica del juicio contra el notorio operador de los campos de la muerte de los Nazis John Demjanjuk, mejor conocido como “Ivan El Terrible”.
Sin embargo, como muy bien plantea el documental de Netflix que viene a enriquecer y ampliar el catálogo de docudramas o producciones de crimen de la empresa, basados en acontecimientos reales,
los hechos que rodean a este tristemente célebre personaje ofrecen una perspectiva rica en matices y complejidades.
Es por ello que aún después de dos juicios y de la desaparición física de Demjanjuk, (2012), sigue sin despejarse la incógnita de quien fue realmente el personaje y qué rol jugó en los campos de exterminio Nazis.
Demjanjuk aseguró hasta su muerte que era inocente y que solo había sido un prisionero de guerra forzado a trabajar para los Nazis. El documental examina con cuidado y objetividad las distintas vertientes de la historia, y hace muy buen trabajo en la presentación de los puntos contrapuestos, por lo menos en los tres primeros capítulos de la miniserie.
Apoyados fundamentalmente por imágenes de archivo, pero haciendo un uso profuso y preciso de grabaciones nuevas de familiares, abogados, fiscales, ex funcionarios del departamento de Justicia de
Estados Unidos, e incluso, historiadores, los directores de The Devil Next Door, Daniel Sivan y Yossi Bloch, construyen un film espeluznante e ineludiblemente conmovedor.
Increíblemente, y pese a la estructuración lineal de la historia, y al hecho de que relata algo que sucedió mucho tiempo atrás, los realizadores se las arreglan para impregnar a la producción un extraño sentido
de fascinación.
Más de 70 años después de haber terminado la Segunda Guerra Mundial, todavía siguen apareciendo nuevas historias y puntos de vistas que merecen ser contados, y cuyas dantescas imágenes – aunque no son nuevas– nos recuerdan el horror y la magnitud de la crueldad y el dolor de los que puede ser capaz el hombre.
El caso contra John Demjanjuk, quien vivió en Cleveland, Ohio, como un ciudadano ejemplar por más de 30 años, se inició cuando la Unión Soviética hizo llegar al servicio de Inmigración de Estados Unidos un listado de criminales de guerra, entre los que se encontraba su nombre.