True Grit: De vuelta al Viejo Oeste
En 1969, True Grit, una novela sobre venganza y perdida de la inocencia por parte de una niña de 14 años, fue llevada a la pantalla con la legendaria imagen del vaquero y el carisma de John Wayne, ya en pleno ocaso de su carrera y de su vida, como uno de sus principales estandartes.
Esta nueva versión de True Grit, de los hermanos Cohen, en esencia narra exactamente lo mismo que el film anterior. Pero esta vez, el enfoque y el protagonismo de los personajes ha sido repartido más fiel y equitativamente, en especial el de la niña Mattie Ross. ¿Es ello suficiente para acometer la revisión o reactualización de un viejo film? Depende a quien se le pregunte.
Los hermanos Ethan y Joel Cohen, una vez más, van a lo suyo que es el ejercicio de estilo. Y contrario al traspié que representó The Ladykillers otro remake, la película cautiva al espectador con su detallada y admirable recreación del Viejo Oeste. Por encima del convencionalismo del relato, se impone la majestuosidad de una puesta en escena y diseño de producción impecables.
Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una joven de apenas 14 años, llega a Fort Smith, Arkansas, con el único e irrefrenable propósito de vengar la muerte de su padre a manos del asesino Tom Chaney (Josh Brolin). Así que para ello contrata al borrachín y pendenciero Marshall Rooster Cogburn (Jeff Bridges), y junto a él, y el parlanchín texano LaBoeuf (Matt Damon), se internan en territorio indio tras las pistas de su presa.
Un elemento imprescindible para plasmar y captar la belleza y aridez del entorno es la exquisita labor fotográfica de Roger Deakins. Uno se siente atrapado por aquel mundo salvaje de desolación y muerte.
Con un tono más oscuro, y al mismo tiempo revestido de ironía, y el característico humor negro de los hermanos Cohens, el film es eso sí, más gráfico en su violencia y en general un western de mayor estampa y fuste que su predecesor.
Esto último queda evidenciado de manera más que elocuente en el campo de las actuaciones. La joven Steinfeld sorprende y convence en un rol difícil, puesto que ella es el hilo conductor de la historia; y un Bridges persuasivo, entre patético y heroico, ofrece tal vez la mejor actuación de su carrera.