Como ya lo hicieron antes Star Wars, Jurassic Park, Avatar y otros, The Avengers ha traspasado los linderos de una mera producción cinematográfica y se ha establecido como un fenómeno de masas. Todos los jóvenes quieren ver el film. ¿Cuál es su secreto? A simple vista, un poco de todo. Pero a grandes rasgos, una combinación de elementos de la cultura popular y el cine de acción, mezclados en un coctel explosivo y ensordecedor.

A las órdenes del director Joss Whedon, Iron Man, The Hulk, Captain America, Thor, Black Widow y Hawkeye unen sus fuerzas para salvarnos por enésima vez del cataclismo total. ¿Le interesa esto a alguien? A nadie, pero esa es la excusa para orquestar, cual si fuera la última batalla de fin de siglo, o más bien la madre de todas ellas, todo este despliegue rocambolesco de porrazos y efectos especiales. Loki ((Tom Hiddleston), el hermanastro de Thor, es el villano de turno. Con un ejército de gigantescos gusanoides y otros malignos monstruos provenientes del espacio, Loki, después de haber asaltado el cuartel general de SHIELD (lo que equivaldría decir el Pentágono), y de haberse robado el Tesseract, una especie de cubo cósmico y azulado de inmensos poderes; dirige sus huestes contra un New York acorralado. En esta mezcla de ciencia ficción y cine fantástico no sabemos quienes están detrás de Loki y cuál es el fin último de todo esto otro que no sea la consabida destrucción del mundo, please.

Pero eso tampoco importa. La audiencia vibra de emoción con esta constelación de superhéroes, con sus conflictivas interacciones y su determinación a hacer guiños humorísticos al espectador, mientras aplastan a Loki y sus secuaces.

Todo el conjunto luce artificioso y en ocasiones hasta risible, por su vano sentido del espectáculo y su abrumadora y deliciosa irracionalidad, pero aún así uno se deja arrastrar por este bien armado y entretenido film veraniego.

Todo el crédito para el guionista y director Whedon. Aunque los efectos visuales son los que hacen posible The Avengers, el efectivo y adecuado uso de ellos no deja de ser una habilidad de la que no todos pueden alardear.

El metraje es excesivo, por supuesto, y unos cuantos minutos menos habrían hecho mucho bien al film. The Avengers, sin embargo, ofrece todo lo que promete. Humor, suspenso, sensualidad, y naturalmente una descarga ruidosa e imparable de adrenalina y agobiante intensidad, dentro del marco de espectaculares, ampulosas y prolongadas secuencias de acción. ¿Podrá alguien emular todo esto en el futuro reciente? Esta vez los estándares han sido fijados más allá de la estratosfera.