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Ciudad de la Misericordia en Villa González clama por caridad del Gobierno

Ciudad de la Misericordia en Villa González clama por caridad del Gobierno

VILLA GONZALEZ. Santiago.- En la comunidad Palmar Abajo, de este municipio, desde hace 10 años funciona la “Ciudad de la Divina Misericordia”, a través de una fundación no gubernamental, la que trabaja en beneficio de ancianos y niños desprotegidos, así como de jóvenes adictos a las drogas.

Lo que entonces fue concebido por el padre Emilio Dionisio Acevedo Vargas apenas como un objetivo próximo a alcanzar, al cabo del tiempo ha ido convirtiéndose en realidad, fundamentalmente gracias a la fundación sin fines de lucro “Fuente de la Misericordia”.

Sin embargo, a pesar de la labor social y humana que allí se realiza, a pesar de haberlo prometido, el Gobierno no se ha hecho presente en el aspecto de la ayuda económica y de otras facilidades, que permitan su desarrollo con mucha más holgura.

El padre Emilio, quien hace 24 años marchó para España a estudiar para sacerdote, a través de la congregación “La Palabra de la Caridad”, hace 10 años decidió regresar a su país.

Volvió a su lar nativo, no sin antes permanecer 16 años en Perú, donde laboró para la Iglesia católica en diferentes localidades, pero siempre añorando servir a sus compatriotas, como aprendió en los años de estudios y de servicios.

Fue así como comenzó a poner en práctica la idea de edificar la “Ciudad de la Divina Misericordia”, en más de cuatro mil tareas, pero la mayoría de esos terrenos no ha podido ser utilizado por la falta de recursos económicos, aunque hace años están proyectadas algunas de las construcciones a levantarse allí y que formarán parte del proyecto.

El sacerdote resalta que ya están funcionando un santuario, donde creyentes de distintos lugares del país vienen en peregrinación y una casa de retiro, que sirve para dar formación los fines de semana con capacidad para 100 personas al mismo tiempo.

De igual manera, un multiuso donde, a la vez que se hacen eventos y encuentros de hasta 500 personas, también sirve para ayudar a los niños y jóvenes que residen en este municipio, para prepararlos a salir de las calles y encontrar un lugar que les ayude a tener una mejor forma de vida.

En la primera etapa se edificó un área que desde entonces sirve como albergue para personas que viven la denominada “tercera edad”, algunas de ellas abandonadas allí a su suerte por los parientes.

El padre Emilio tiene planificado construir una escuela, un cementerio, donde puedan sepultar a quienes fallecen en el lugar y cualquier residente en esta comarca, un hospital y casas para drogadictos y alcohólicos. Pero para ello se precisa de la ayuda gubernamental, la que nunca se ha manifestado aún sea en lo más mínimo.

Narra el sacerdote que hace poco más de un mes se presentaron al lugar ingenieros gubernamentales, con la encomienda de pavimentar la carretera que se precisa recorrer para llegar de un extremo a otro y que tiene alrededor de un kilómetro de longitud, pero que no han regresado y él ignora si esa promesa se convertirá en realidad.

En adición a esa obra y una ayuda económica mensual por parte del Estado, en la “Ciudad de la Divina Misericordia” se precisa de los servicios de médicos y enfermeras, capaces de dar asistencia a quienes viven allí tras ser rescatados de las calles.

De igual manera, se cuenta con el proyecto de la instalación de un sistema de energía solar capaz de abastecer de electricidad el sitio, así como de un pequeño acueducto, con cuyas obras se reducirían notablemente los gastos económicos que se incurren por esos servicios.

Hoy, 10 años después de comenzar a funcionar el lugar, el padre Emilio recuerda los motivos que tuvo para convertir su sueño en realidad. “Me hizo pensar en realizar esta obra la necesidad de la gente, porque necesitaban no solo una ayuda material, sino también una acogida misericordiosa de las personas, para que sepan que, más que a un proyecto, llegan a un lugar donde queremos recibirlos con el corazón de Dios abierto, que queremos servirles no tanto por lo que él nos da, sino por lo que son para nosotros y para Dios”.

Precisa que el objetivo de este proyecto “es extender las manos al hombre que tiene sufrimientos físicos, morales, espirituales y psíquicos.

Dijo que empezó con servicios a los ancianos y “por aquí han pasado más de 100 en los 10 años de funcionamiento”, lo que define el cura como una verdadera bendición para todos “pues se trata de un proyecto que ha beneficiado no solo a Villa González, sino a todo el país, porque desde diferentes ciudades vienen y aquí han encontrado un hogar”.

El padre Emilio se muestra satisfecho por la positiva valoración que tienen los residentes aquí por el funcionamiento del proyecto. “Ellos ven que hemos venido a dar una mano y aliviar una necesidad que había en la comunidad, que era la atención de los envejecientes, la atención espiritual y material de muchas familias”.

De acuerdo al sacerdote, la obra social no solo se limita al área geográfica de la “Ciudad de la Divina Misericordia”, en vista de que frecuentemente se realizan jornadas de distribución de alimentos a necesitados en otros lugares del municipio.