La muerte del abogado y el comerciante cuyos cadáveres fueron encontrados calcinados dentro de una yipeta, tiene una marca espantosa. Odalis Lara y Narciso Valdez estaban desaparecidos desde el 30 de marzo, pero no fue hasta el lunes cuando se conoció su triste destino. Parientes indicaron que habían salido de su residencia en El Carretón, Baní, a realizar un negocio en San Juan de la Maguana, pero jamás se supo de ellos. Los cadáveres estaban dentro de una yipeta Toyota SRV, propiedad del comerciante. El caso tiene la característica de una ejecución. La Policía ha determinado, según lo trascendido, que el abogado era un deportado de Estados Unidos por asuntos de narcotráfico. Y que estaban envueltos en una negociación de unas propiedades con unos extranjeros. La muerte de Lara y Valdez, cuyos cuerpos fueron hallados en una comunidad de Azua, tiene la marca que el bajo mundo suele imprimir a sus crímenes. La Policía tiene que emplearse a fondo, no sólo para establecer la causa de la muerte, sino para capturar a los responsables. Casos de esa naturaleza, que tanta inquietud generan en la población, no pueden quedar impunes.