La consecuencias de los dos bombardeos en Siria de la aviación israelí son por ahora una incógnita. Puede que se esté ante una declaración de guerra. Más cuando Irán ha anunciado su intención de intervenir, si Siria se lo pide, en el conflicto. Los ataques armados contra una nación que es sacudida por una guerra civil que ha costado la vida a más de 70 mil personas es obvio que suben la tensión en la convulsa zona, no sólo sacudida por conflictos políticos, sino también sectarios.
Irán, el principal aliado del dictador sirio Bachar el Asad, ha sido el primer país en condenar los bombardeos, además de llamar a las naciones árabes a que se unan para enfrentar a su vecino. Los ataques habrían sido para impedir que misiles guiados iraníes, con un alcance de 300 kilómetros, llegaran a manos de Hezbolá, que opera en la frontera libanesa.
Pero llama la atención que ocurrieran en una zona de Damasco que ha sido el centro de resistencia de El Asad contra la embestida de las fuerzas rebeldes. Cunde la duda sobre el papel que jugarán en lo adelante Estados Unidos, el principal aliado de Israel, y Rusia y China, dos de los principales socios de Siria.