Página Dos

Cójanlo

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La crisis del PRD ha  tocado  suelo, no podría ser peor, por tanto lo que queda es recoger los  escombros de esas históricas siglas e intentar reconstruirlas, labor que la historia le asignaría a  auténticos perredeístas que moran  en  ambas trincheras. Son muchos los ejemplos de instituciones partidarias en América y el mundo que han logrado recomponerse después de   devastadores cismas internos, por lo que en  el partido blanco no sería esa tarea imposible, si se toma en cuenta que el ciclón no ha sido  tan destructivo. Para recomponer al PRD y rescatar su unidad interna se requiere que mansos y cimarrones actúen con cabeza fría, aunque  ardan sus corazones.

Las querellas personales o de naturaleza grupal son expresiones de atraso político o de excesivas ambiciones, por lo que esos prejuicios deberían  ser excluidos en  una posible mesa de negociación. A los dirigentes y  líderes hoy confrontados deberían saber que la militancia perredeístas podría excluirlos pura y simplemente y procurar que gente con más racionalidad pastoree el rebaño.

El Nacional

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