Punto de partida
El escándalo que ha vuelto a airearse sobre el botellerío en la Cancillería puede servir al Gobierno como punto de partida para abocarse a un necesario saneamiento de la nómina pública. El Ministerio de Relaciones Exteriores no es la única entidad pública atiborrada de personas que cobran sin realizar ninguna función. O que opera como botín del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y sus aliados.
Hace varios días se reveló que una entelequia como el Instituto de Estabilización de Precios (Inespre) no solo tenía en nómina a más de tres mil personas, sino que había realizado unos escandalosos aumentos de sueldos a sus funcionarios. La ocurrencia de su director, Radhamés Zorrilla Ozuna, para justificar los aumentos es que se hicieron para evitar que se “metiera la mano”.
Por su condición de partido único el PLD no debe temer iniciar la poda de un clientelismo nocivo, que drena los limitados fondos públicos. No se puede hablar de carrera administrativa con una nómina pública saturada por la militancia del PLD o de aliados. El escándalo en el Ministerio de Relaciones Exteriores debe servir para sanear una burocracia vergonzosa y excesivamente costosa. Insostenible en el tiempo.