El Gobierno anunció con bombos y platillos el pago de casi 300 millones de dólares para completar el pago de deuda a empresas generadoras de electricidad, exigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como condición para proceder a una revisión del acuerdo Stand By. El vicepresidente de la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Celso Marranzini, dijo que ese sacrificio económico ayudaría a disminuir el costo de la energía servida por los generadores y a reducir los apagones. Ha sucedido todo lo contrario: las interrupciones en el servicio eléctrico se incrementan y no hay indicios de que la factura de pago se reduzca ni en un chele. Después del pago de más de 500 millones de dólares a los generadores, la industria eléctrica sigue igual o peor, porque no se anuncia que se agregaría ni un megavatio al sistema ni se menciona reducir el precio de la electricidad que compran las distribuidoras. Tampoco se habla de revisar los contratos que envilecen la relación entre los intervinientes del sector, ni de la posibilidad que el consorcio Cogentrix haga algo por cambiar el combustible de sus plantas de gasoil a gas natural. Así no.