Al participar en un escudo naval y aéreo en el Canal de la Mona, Estados Unidos no puede descargar contra República Dominicana toda la responsabilidad sobre los viajes en yolas y el narcotráfico por la zona.
Sin pasarse de la raya, está bien que Washington se involucre más directamente en la lucha contra dramas de los cuales es la principal víctima. Su colaboración es determinante para contrarrestarlos.
Estados Unidos tiene que entender que con buena voluntad este país no puede enfrentar con posibilidades de éxito el tráfico de drogas ni los viajes ilegales. Se necesitan recursos como las lanchas rápidas donadas a la Marina de Guerra y el blindaje del espacio aéreo.
Es lamentable que el Gobierno tuviera que comprar aviones para vigilar espacio aéreo en lugar de diligenciar la donación de las naves por parte de Estados Unidos.
La verdad es que complace el interés que según el jefe de la Marina de Guerra, contralmirante Homero Luis Lajara Solá, ha mostrado Washington en cooperar al menos con ese cuerpo en la lucha contra los ilegales y el narcotráfico a través del Canal de la Mona.
Si las autoridades estadounidenses no se involucran de manera más directa la lucha contra esos problemas puede darse por perdida. Los patrocinadores de esas operaciones han demostrado que cuentan con tecnología y recursos para burlar la vigilancia.
Al parecer la cooperación ha sido valiosa, pues estos días han bajado los escándalos sobre los viajes ilegales y el narcotráfico.