Si no había méritos para someter el país ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) por supuesta desnacionalización de dominicanos, entonces las relaciones internacionales andan muy mal. Con todo y la fortuna que se gasta el Gobierno en el abultado cuerpo diplomático.
Conforme al director de Migración, José Ricardo Taveras, el Estado está llamado a salir airoso de un sometimiento que ha definido de irracional.
Aunque el hecho de que se convocara a una audiencia sugiera que las autoridades no las tengan todas consigo.
De otra manera, la CIDH hubiera desestimado antes que darle curso a la querella presentada por varias organizaciones sobre la supuesta renuencia de la Junta Central Electoral (JCE) de documentar a domínico-haitianos.
Hasta sentencias de los tribunales a favor de los demandantes han sido desacatadas.
Taveras tiene la oportunidad de probar ante el organismo de la OEA que no es como alegan los demandantes, habida cuenta de que la Constitución consigna que todos los ilegales y sus descendientes son transeúntes en República Dominicana.
Pero también hará falta una ofensiva diplomática.