España, que no se acaba de reponer de una severa y prolongada crisis económica, acaba de recibir un fuerte varapalo del Tío Sam.
El Departamento de Estado consideró que en 2012 la península fue uno de los principales centros de blanqueo de dinero de Europa. Las actividades de lavado estuvieron relacionadas, según un informe, con el tráfico de drogas, el crimen organizado, la financiación del terrorismo y la evasión de impuestos.
En las condiciones en que está lo menos que podía esperar España era un informe tan negativo para su imagen y el clima de inversiones. Estados Unidos señaló que a pesar de la crisis en la construcción, la vivienda en zonas costeras es uno de los destinos prioritarios del dinero negro, aunque, agrega, los grupos criminales también invierten sus ingresos en sectores como servicios, comunicaciones, automovilístico, obras de arte y financiero.
Cierto o no, el duro informe de Washington plantea un desafío para las autoridades españolas contra el blanqueo de capitales procedentes de la corrupción y el narcotráfico. Y en un mal momento por todos los problemas que afronta.