Semana

Como cada Domingo

Como cada  Domingo

José Rafael Sosa

Gracias Ángel

El cine dominicano tiene una deuda real y no pagadera de gratitud con el cineasta fundacional de la industria Ángel Muniz, porque estableció y sigue estableciendo precedentes históricos para con el quehacer audiovisual nacional.

Muniz fue la persona que tuvo visión para definir el perfil comercial de la industria del cine dominicano y sus dos grandes piezas iniciales (Nueva Yol y Perico Ripiao) fueron sus aportes para mostrar cómo lograr que la gente acudiera masivamente al cine en demanda de identidad, entretenimiento, mensaje social y quién sabe cuántas otras premisas más.

Ángel Muniz, director de cine.

Hombre de ideas progresistas y de izquierdas puras, Muniz no ha dudado en canalizar sus concepciones sociales con películas como Y a Dios que me perdone, en que denuncia la corrupción policial e institucional que corroe países como el nuestro.

No dudó en tomar un terreno herencia de su familia y crear el primer gran estudio privado de producción de cine, desde el cual ha apoyado (muchas veces poniendo él sus equipos y su dinero) para otros cineastas, en la misma medida que entusiasmo a su familia para crear uno de los estudios de postproducción de cine más avanzado tecnológicamente: Pulpo.

Ahora promueve, de diversa formas, su película Sola a los 40 que se asemeja mucho al formato tradicional de telecine, adaptada para televisión, que tiene sus novedades y creo que algunos fallos en la medida en que no es lo mejor por lo que Muniz nos tiene acostumbrados a ofrecer.

Hoy quiero agradecerle una lección de vida que me transmitió hace algunos años (cuando me hablaba, no sé por qué dejó de hacerlo, pero es su derecho), caminando en el Parque Mirador, explicándo por qué no acudía a los actos sociales del cine, ni a las premieres ni para entonces participaba en medios de comunicación: “Mira José.

Yo me salí de los medios de la farándula. Ese medio es todo un gran chisme, una tiradera de cosas personales, de insultos expresos o velados de unos contra otros. Lo mejor es vivir de espaldas a eso y trabajar”, un consejo que me ha servido de mucho.

No sé que le ha pasado, que ahora participa en los medios y hasta genera comentarios personales no propios de la concepción que me enseñó. Pero cada quien conoce su proceso. Yo le sigo agradeciendo el consejo.