BBCmundo. En años recientes la tecnología satelital ha permitido la comunicación en zonas remotas, pero a menudo el costo de los equipos y los cargos de llamada eran muy caros.
Con el tiempo y el avance de la tecnología esos costos se han reducido, aunque todavía no están al alcance de cualquier bolsillo.
Lo duro no es conectarse a un satélite, sino pagarlo.
Un equipo de entusiastas tecnológicos de la BBC se perdió en un desierto de Marruecos para probar cómo conectarse a internet por menos de US$2.250.
Aquí te presentamos tres maneras de lograrlo en el medio de la nada: en lo alto de una montaña, en el medio del océano o desde una isla deshabitada.
Aunque a veces no hay que irse a lugares tan exóticos: valdría lograrlo desde uno de tantos pueblos no tan perdidos pero sin conexión.
Una mini antena parabólica por
unos US$1.150
El iSavi, de Inmarsat, es problamente la antena parabólica más pequeña del mundo.
No funciona bien en movimiento, así que debe estar en una superficie firme.
El aparato se conecta directamente con el satélite de la red Inmarsat que está justo encima y así te permite utilizar internet a través de una aplicación en tu celular para enviar mensajes de texto y hacer llamadas utilizando cualquier teléfono inteligente.
Puede crear también una red wifi que alcanza un radio de 30 metros.
Según le dijo a la BBC Nick Whitehead, líder de comunicaciones satelitales de la compañía Inmarsat, este aparato ofrece una conexión de datos de 200 a 300 kilobytes, lo cual no pemite cómodamente la retransmisión de video pero sí la navegación en internet.
Una vez que el aparato está orientado correctamente, una aplicación en el celular te ayuda a establecer la conexión satelital.
Y el costo de este equipo está empezando a bajar: hablar por teléfono cuesta unos US$0,90 por minuto.
Conectarse a internet es bastante más caro, unos US$4,6 por megabyte. Per aún así puede ser mucho más barato que lo que algunas compañías telefónicas te cobrarían si lo hicieras por roaming en un lugar con cobertura.
Una «chaqueta» satelital por US$1.050
Otra opción para conectarse a internet en el medio de la nada es SATcase, una funda protectora que convierte en «satelital» cualquier teléfono inteligente.
Cuesta unos US$1.050 pero te ahorra tener que llevar dos teléfonos.
Al funcionar como una especie de «chaqueta» sobre tu celular, sigues teniendo acceso a la mayoría de tus aplicaciones, correos electrónicos, contactos y demás parafernalia.
Esta «chaqueta» te permitiría, por ejemplo, enviar una foto desde la cima del Everest.
Puedes usar la SATcase con un contrato anual o con una tarjeta prepaga.
Otra de las ventajas de este aparato es que puede alternar entre la conexión vía satélite y la conexión telefónica, si es que estás en un lugar donde la hay.
Incluso sin albergar un teléfono la carcasa en sí es útil para una situación de emergencia, porque tiene su propia batería y cuenta con un botón rojo de emergencia que cuando lo presionas le envía tus coordenadas de GPS a alguien que, ojalá, pueda hacer algo para ayudarte.
Si lo mantienes pulsado envía el mensaje de que estás en apuros.
Un teléfono satelital «tradicional»
Comprar un teléfono satelital «tradicional», por ejemplo un Iridium o un Thuraya, ronda los US$1.000. Después hay que añadir los costos adicionales de tener un plan de llamadas mensual. El costo por minuto es de US$7,79 para llamadas a otros teléfonos no satelitales.
Thuraya también ofrece su propia «carcasa» satelital, llamada SatSleeve, para celulares inteligentes Android y iPhone.
Esta carcasa utiliza conexión con satélites Thuraya, que según la compañía cubren 140 países.
Usos prácticos
Este tipo de tecnologías puede apelar a consumidores que pasan mucho tiempo en zonas sin cobertura y les compensa invertir en equipos satelitales por motivos de seguridad.
También generan interés entre organizaciones no gubernamentales pequeñas que trabajan en zonas remotas y de desastre, porque al ser equipos ligeros pueden mantener los canales de comunicación abiertos a la vez que permiten la movilidad de sus trabajadores.
En cualquier caso, tanto si accedes por seguridad o para actualizar tu estatus en Facebook, el costo de poder conectarse directamente a los satélites está entrando poco a poco en la órbita del consumidor.