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Confluencia de los ritos

Confluencia  de los  ritos

Invitado por la Organización Heritage Hispanique de Quebec, que tiene su sede en la ciudad de Montreal, Canadá, tuve la maravillosa oportunidad de participar en los eventos que con motivo del mes de la Herencia Hispana celebra la institución durante el mes de octubre. Y tienen razón los hispanos al celebrar estas fiestas de la confraternidad, ya que Montreal es una ciudad hecha de inmigrantes en la que confluyen etnias de todo el mundo, lo que la convierte en una metrópoli interesante desde el punto de vista de la confluencia cultural.

Durante los días de mi estadía viví en la avenida Casgrain casi esquina con la avenida Jarry. Ambas ubicadas en el barrio Villeray que queda en la parte norte de la ciudad. En el barrio Villeray viven generalmente portugueses. Al lado de mi residencia temporal también vivía una señora coreana, de aproximadamente 45 años. Tiene dos hijos menores y su esposo es un señor vietnamita, de una edad un poco avanzada quien perdió a su familia en la guerra cuando apenas era un niño. Los asesinaron a todos en frente de sus ojos y él todavía no se repone, porque a tantos años de la tragedia, se pasa el tiempo callado y cabizbajo. El vietnamita no trabaja y la coreana se queja constantemente de su mala suerte y de lo difícil que ha sido para ella la vida en esta metrópoli. No tiene trabajo fijo, sin casa, y sin lujos, porque el apartamento donde viven es del gobierno.

Para atraer signos de abundancia a su casa, ella ha decidido convocar a los espíritus del más allá y ver como la vida tiene un cambio favorable en su familia. Esa tarde la señora Hamna sacó a la calzada este de donde yo vivía, las escasas provisiones que tenía en su despensa y las expuso allí para luego hacer su invocación.

A los pocos minutos la coreana comenzó a interpretar una canción en su idioma original. A propósito de la canción, alguien del vecindario que entendía un poco el coreano me dijo que la canción tenía que ver con la lejanía de sus tierras y con el mito de que quienes se alejan serán castigados por los dioses, fue lo que pudo alcanzar a traducir el señor. Lo cierto es que Hamna prendió incienso en un recipiente de metal con un material inflamable cuyo humo fue esparciéndose poco a poco. Luego buscó cientos de monedas canadienses de varias nominaciones y las esparció por toda la avenida Casgrain, mientras seguía cantando.

Mircea Ilíada propone que lo ritual ocurre a partir de una búsqueda espiritual, a lo que él le llama “cosmogonía mítica”, refiriéndose con ello a que la práctica ancestral del rito en todo caso, es el resultado de un corpus que está relacionado con el mito y la religión.

Observando el ritual de la coreana vino a mi memoria las fiestas de San Miguel que se celebran durante el mes de septiembre en República Dominicana, cuyos devotos lo sindican como el santo de la abundancia. Ignoro como se llaman los dioses que evocó la coreana, pero su danza se parece mucho a la misma que usaba la señora Tatán en la comunidad rural de Paso de Moca para evocar a San Miguel y a los luases de la Otra Orilla. Pensé también que la gente en cualquier parte del mundo convoca a los espíritus cuando quiere buscar salvación.

En esos días también me recordé de una conversación muy amena que sostuve con una guía japonesa, la cual tiene a su cargo la sala de Japón en el Museo de Bellas Artes de Montreal y me hablaba en un español muy fluido sobre los ritos y los orígenes religiosos de las sociedades asiáticas. Le puse mucha atención porque me habló detenidamente de cómo los iniciados se meten en ese mundo mágico de las tradiciones, de la entrega, la pasión el compromiso espiritual con que lo practican. Al término de esa conversación concluía yo en mis cavilaciones, que todos los ritos confluyen en algún lugar del universo y le comuniqué a ella la sorpresa de haber presenciado a una mujer coreana evocando a sus espíritus como lo hacen los devotos de San Miguel en República Dominicana, quienes en medio del jolgorio ofrecen todo tipo de golosinas, y comidas como símbolo de abundancia.

Mientras la coreana exponía sus provisiones al aire libre, en las Fiestas de San Miguel que se celebran en Paso de Moca, Tatán las cocina y se las regala al público. El momento va acompañado de una orquesta de música típica si es preciso, para alegrar el espíritu de los dioses. Nunca pensé que en una metrópoli como Montreal sucediera este tipo de manifestación, pero me dicen que estos ritos de evocación son comunes sobre todo en los Guetos de haitianos que quedan al norte de Montreal. Lo cierto es, que dependiendo de las necesidades y de las formas de la cultura, los ritos, no importa de dónde sean ni de donde vengan, todos confluyen en un punto áureo del universo.
El autor es profesor y escritor.

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