En los últimos meses se ha registrado un incremento de la delincuencia, y han vuelto a llover las quejas contra los jueces del orden Judicial por la facilidad que los infractores adquieren su libertad, situación que aumenta los niveles de impunidad y auspicia la repetición de hechos punibles graves.
Es una lástima que varios jóvenes hayan sido ultimado a tiros para robarles los celulares, y se desconoce cual es el propósito de esta acción, dado que los mismos, según las informaciones de la compañía telefónica, no pueden ser activados. La justicia debe actuar con drasticidad contra los imputados de crímenes espeluznantes.
El nuevo Código Penal instituye pena máxima de 40 años y por acumulación llegaría a 60. Sin embargo, no se conoce ninguna persona que haya cumplido una reclusión de 30 años. Se espera que alguien imputado de una violación criminal pueda cumplir en un futuro la sanción máxima estipulada en la nueva normativa.
Los feminicidios siguen indetenibles pese a que el nuevo Código Penal lo tipifica y lo castiga con pena entre 30 y 40 años de reclusión. La sociedad dominicana espera que el Poder Judicial abandone la práctica que sufrió en una época de la historia del derecho dominicano, que se conoció como la dulcificación de la pena.
El secuestro de una persona es uno de los crímenes más trastornadores, angustioso, peligroso y repudiado. La Ley que lo sanciona prohibía la libertad bajo fianza a los autores de esta infracción. Ahora resulta que los secuestradores pueden salir en libertad por una garantía económica, puesto que el Tribunal Constitucional acaba de anular el articulo No.4 de la Ley 583 que negaba la libertad bajo fianza y las circunstancias atenuantes a los secuestradores. Muchas personas tienen el criterio de que el enderezamiento de la pena no contribuye a disminuir los crímenes y delitos, pero en muchos países se ha logrado una reducción de la delincuencia por la aplicación de la pena de muerte. Tenemos como ejemplo la ciudad de Nueva York, donde se reinstaló la pena capital y los criminales abandonaron el lugar y hoy una de las comunidades mas segura del mundo es la newyorquina.