El Nacional
La inusual declaración del Papa Benedicto XVI durante la presentación de las cartas credenciales del nuevo embajador dominicano ante la Santa Sede, ayer, parece marcar distancia entre el Gobierno del presidente Leonel Fernández y la Iglesia Católica, debido a desacuerdos en lo atinente a por lo menos una iniciativa legislativa.
Analistas estiman que aún cuando el Pontífice no dijo nada ignorado en el ámbito dominicano, la escogencia de ese escenario para emitir una crítica tan poco diplomática pudiera responder a inconformidades de la Iglesia con respecto al manejo del tema del aborto.
Razonan que la Iglesia Católica y el Gobierno dominicano no se han visto envueltos en contradicciones graves desde hace muchos años, y que lo único que mantiene vivo algún malestar es la posibilidad de que el Congreso Nacional apruebe concesiones a favor del aborto, dentro del nuevo Código Penal.
La presentación de las cartas credenciales de Víctor Grimaldi como nuevo embajador ante la Santa Sede se vio matizada por la exhortación del Papa Benedicto XVI a las autoridades dominicanas a erradicar definitivamente la corrupción y luchar contra la pobreza y el narcotráfico.
Aconsejaba también fortalecer la honestidad, la transparencia, la independencia jurídica, el medio ambiente y los servicios sociales. En un discurso escrito y entregado al embajador Grimaldi y a los medios de comunicación, el Papa aseguraba que falta mucho camino por recorrer para alcanzar la meta de asegurar una vida digna a los dominicanos y erradicar las lacras de la pobreza, el narcotráfico, la marginación y la violencia.
Y observadores creen que de no haber sido previamente encuerdado el Pontífice tales exhortaciones habrían sido hechas a través de la Carta Pastoral del Episcopado Dominicano, el órgano por excelencia para canalizar críticas de esa naturaleza.
Aducen que siendo las presentaciones de cartas credenciales actos protocolares en los que por lo general no son tocados temas que pudieran resultar desagradables para cualquiera de las partes, las exhortaciones del Papa adquirieron la categoría de reprimenda pública.
Señalan asimismo que, hechas desde ese ámbito, las críticas del Papa se erigen en intervención en los asuntos internos de la República Dominicana, por tratarse de pronunciamientos del jefe del Estado Vaticano.
E insisten en que algo así sólo pudo ocurrir al verse alterado el ánimo del Pontífice con informaciones provenientes de aquí acerca de diferencias entre el Gobierno y la Iglesia Católica, y que las más acentuadas durante los últimos tiempos se refieren a posiciones acerca del aborto, un tema en que el Vaticano no está dispuesto a hacer concesiones.