Sin temor, mucho cuidado
El origen rural, por adopción, del autor de esta columna, que nació en Santo Domingo, y fue trasladado de esta ciudad a Montecristi, primero al municipio cabecera y más luego a la zona rural a una finca bananera, que tenía el nombre de Sarna, y más luego fue sustituido por el de Jaramillo que era el apellido del agrimensor, de origen colombiano llamado Walterio Jaramillo, que fue la persona que compró las grandes extensiones de terreno para que la United Fruit Company, Mamita United, estableciera sus plantaciones como unidad productora de guineos llamada Grenada Company, Distrito Berlanga. La vida desde los nueve años de edad en esa región nos permitió desarrollar un instinto de observación, de actividad y lucha, dirigido siempre por la prudencia.
Ahora, en los momentos históricos, políticos, económicos y sociales, que vive el pueblo dominicano, que en la mayoría de sus aspectos son iguales a los de otros pueblos de Hispanoamérica, particularmente de la región del Caribe, nos sentimos profundamente preocupados, con mucha frecuencia, del presente y el porvenir, que en realidad no es halagüeño. Estos sentimientos y percepciones obedecen a que el partido que fundó Juan Bosch, a quien acompañamos desde el inicio de aquellos dramáticos momentos, que tiene bajo su responsabilidad la dirección del Estado dominicano, se encuentra sometido a una agresiva, irrespetuosa, calumniosa y difamatoria campaña para restar toda autoridad a nuestro gobierno, al presidente de la República que lo encabeza, compañero Leonel Fernández Reyna, y a todos los que bien o mal, cuestionables o no, desempeñamos funciones públicas.
Ese método de lucha política, censurable e inaceptable, solamente puede idearse y ponerse en ejecución en un país con la composición social que tiene la sociedad dominicana; y fue don Juan quien estudió esa verdad incuestionable y lo explicó y dejó escrito, por suerte, en Composición Social Dominicana. El chisme, la mentira, la difamación, la calumnia y el irrespeto, en un lenguaje aparentemente popular, pero que en su expresión no tiene sentido político, es el que escuchamos en la radio y vemos en los programas de televisión que se han adueñado como caballería de Atila, sin freno, en el diario vivir de nuestro país. Por esas razones los peledeístas, particularmente los que dirigimos el partido, debemos actuar con cuidado, pero sin temor alguno, para no ser iguales a nuestros adversarios y enemigos.
Estamos en campaña, aun dentro de esta situación de agresión contra nosotros; en el orden político todo nos favorece y aunque hemos cometido errores y se ha incurrido en actos de deshonestidad y desaciertos, el único camino correcto es seguir el que ha trazado el Partido de la Liberación Dominicana. Debemos tener presente esa realidad y no vacilar nunca, que nuestros enemigos y adversarios por mucho que mientan, calumnien y difamen, no tendrán jamás el favor de la mayoría de los dominicanos.