Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

Euclides Gutiérrez Félix

¡División Berlanga! IX
Para mediados de 1950, meses después de haberse tomado la fotografía de la que hablábamos en la columna anterior, dispuesta por la gerencia de la Grenada Company, en la cual estaban incluidas, completamente, las nominas de los empleados agrícolas, administrativos y burócratas de la Superintendencia de Agricultura de dicha compañía, encabezada por mister Colin Shaw y por mister Breck bajo quienes estaba el personal y jefatura de toda la producción agrícola de las fincas que estaban en pleno proceso de produccción.

Para 1950 ya estaban construidos los lavaderos de Isabel, Madre, Maguaca, Julián y Jaramillo en los cuales se hacía la selección de los racimos que iban a ser lavados y luego estibados en los vagones del ferrocarril que debía transportarlos en un trayecto de más de 40 kilómetros al puerto de Manzanillo.

No existía en el país en ninguna de las empresas productoras de caña de azúcar, ni de otra naturaleza que fuera tan moderna y tan exitosa como las instalaciones de la Grenada Company.

Era realmente asombroso y admirable ese proceso de cortar los racimos de guineos, estibarlos en los trailers que eran remolcados por tractores de cambios de cuatro gomas, marca “International”, para luego llevarlos a los lavaderos.

En la realidad de los hechos la United Fruit Company, que era la propietaria de la División Berlanga y de la compañía llamada Grenada Company, que se había establecido en Montecristi, era la compañía agrícola más poderosa del mundo y las instalaciones que se establecieron en Montecristi ascendían a una inversión, aproximadamente, de 40 millones de dólares de esa época.

Fue la Grenada Company que trajo a nuestro país el sistema de pasteurizar la leche y el uso del gas propano en las estufas, instaladas en las casas de los empleados de mayor jerarquía y al mismo tiempo las neveras que utilizaban gas propano para enfriar lo que en ellas se guardaba.

Para ese momento el autor de ésta columna había terminado su escuela primaria y como teníamos que trasladarnos a vivir al municipio cabecera, ó sea la ciudad de Montecristi, eso sucedía a términos de nuestra graduación que realizaron con nosotros, Minoncha Macarrulla, casada después con un médico eminente dominicano, apellido Castellanos, y Elsa Báez que fueron nuestras compañeras al término de la escuela primaria.

Elsa Báez casaría después con una leyenda de la locución dominicana y un gran maestro de esa profesión, que se llamó Freddy Mondesí.

Nuestra familia, de la finca Madre se trasladó a vivir nuevamente a Maguaca y nuestro padre, así como nuestro hermano mayor Mario César, convirtieron ese chalet de Maguaca en una de las más hermosas viviendas de la compañía que habían sido fabricadas en Manzanillo, en “El Cerro” y en las plantaciones agrícolas de las fincas que estaban en espléndida producción
Colin Shaw, el superintendente, que es una persona inolvidable en la vida del autor de esta columna, fue trasladado hacia otros lugares de Centroamérica y relevado por un ingeniero agrónomo estadounidense llamado Douglas Kidd, casado y con dos niños dentro de su matrimonio. Mister Kidd había nacido en el estado de Massachusetts y en su adolescencia y juventud se había destacado como un excelente jugador de béisbol y había sido contratado por los Medias Rojas de Boston y enviado a jugar en uno de los equipos de liga menor. Allí permaneció por poco tiempo y renunció del béisbol, volvió a estudiar y se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad de Harvard. Continuaremos…

El Nacional

La Voz de Todos