Voy a reencontrarme con Algo más que salud porque aún no logro zafarme de que me derrumben las injusticias que arropan a nuestro sistema sanitario. El pasado viernes falleció en el hospital Robert Reid un niño de cuatro años, por culpa, fundamentalmente, de ser pobre y porque aún no contamos con un sistema de salud público que respete la dignidad humana.
Todo está escrito, normatizado y protocolizado en lo que concierne a la atención en salud, es más, nos atrevemos a asegurar que somos de los países con mayor y mejor legislación de la región, pero no solo por eso es que nos duele la muerte de ese niño, sino porque si hay aspectos que son altamente difundidos y del conocimiento de TODO EL MUNDO, uno de ellos es que es mandatario, imprescindible, obligatorio que toda persona mordida por cualquier animal debe dejársele ingresada, y requerir que sea llevado al centro de salud el animal que lo mordiera para ser investigado por los servicios de epidemiología del centro de salud y procediendo así podemos descartar que el animal tenga Rabia y por consiguiente el enfoque de tratamiento variará, pero existe la garantía de que muy remotamente le hubiese dado la enfermedad al niño si se hubiesen seguido las normas. Solo un 0,003% adquiere la enfermedad si se trata a tiempo. En caso de no encontrarse el animal se plantea dar tratamiento completo con diez dosis de la vacuna.
El niño tuvo dos oportunidades de ser salvado, pues regresó al mes de la mordedura y quienes le atendieron solo le pusieron una antitetánica y lo despacharon. La Rabia dura por lo menos 60 días para establecerse. La literatura solo cita un caso de una persona que se haya salvado, y lo peor es que el paciente sufre espantosos dolores, convulsiones y muchos síntomas más, con el agravante de que se mantiene consciente, por eso hay que inducirlo a un coma para evitar su sufrimiento, y todo porque los médicos que le atendieron no supieron aplicar una elemental medida, cosas que no sucederán Cuando sea presidente.
