Se trata de la tercera ronda migratoria entre La Habana y Washington desde que se retomaron en 2009 estas conversaciones bajo la presidencia estadounidense de Barack Obama después de haber estado suspendidas cinco años durante el mandato de George W. Bush.
Las primeras conversaciones de este nuevo ciclo se celebraron en Nueva York en julio del año pasado, con una reunión que EE.UU. y Cuba calificaron de «fructífera» y que se centró en las fórmulas para garantizar que el flujo migratorio bilateral sea seguro, legal y ordenado.
La segunda y última de estas rondas tuvo lugar este año en La Habana el pasado mes de febrero donde viajó una delegación de Estados Unidos encabezada por el subsecretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental, Craig Kelly.
En aquel encuentro se evaluó el comportamiento de los acuerdos migratorios vigentes y se discutieron aspectos contenidos en un «nuevo proyecto de acuerdo» migratorio, según informó entonces el Gobierno cubano.
Ambos países, sin relaciones diplomáticas desde hace medio siglo, firmaron en 1994 un primer acuerdo migratorio, por el que Estados Unidos otorga cada año 20.000 visados a cubanos y el Gobierno de la isla recibe, sin tomar represalias, a quienes intentaban emigrar ilegalmente y eran interceptados por guardacostas norteamericanos.