Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

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Televisión y violencia. Apuntes
 Nuestros hijos pasan una buena parte de su tiempo frente a este aparato.

Las imágenes sin control que ahí se pasan de una u otra forma influyen en nuestras creencias y actitudes.

En los años 60, Ross y Jacques  (E.U. y Bélgica) proyectaron películas con contenidos violentos a jóvenes, que fueron seguidos en su conducta, resultando que sus comportamientos agresivos fueron más frecuentes que otro grupo control que no fue expuesto a idéntico estímulo, lo que parece confirmar el refrán de que “la violencia engendra violencia”.

En los niños la adicción a la televisión compite con sus horas de sueño saludable y con el tiempo  dedicado a sus tareas escolares.

Aquellas familias que poseen canales llamados del cable deben tener mucho cuidado con la pornografía y otras escenas que un niño con un control en la mano no está en capacidad de digerir adecuadamente. Los chicos son esponjas que absorben todo y que aprenden por imitación.

Albert Bandura asegura que el comportamiento humano es fruto del aprendizaje social y que en consecuencia somos agresivos porque se nos enseña a serlo.

Ya Sigmund Freud había planteado que instintivamente el humano es violento y que la agresividad está motivada por las frustraciones.

Adrey (1966) ha dicho que “el hombre es un depredador nato” y que su cerebro es capaz de diseñar armas para satisfacer su agresividad  y para matar.

Tenemos canales del telecable dedicados a la vida animal; a la historia; a orientar en salud; de historietas infantiles en función de la edad, pero muchos padres entienden que el único tiempo de “tranquilidad” es cuando los muchachos están narcotizados frente a  la tele o pegados al computador.

A todo esto se agrega que en muchos hogares, cada quien tiene un telerreceptor y “nadie sabe lo que ve el otro”. Los viejos, las noticias; la señora, la telenovela ….. ¿y tus hijos, qué ven?

Muchas historias reales recogen el drama de niños que se han lanzado del balcón imitando a uno de los héroes como el hombre araña; algunos levantan la voz y pegan a los animales y a los mayores a imitación de escenas que lo inducen en una de esas series de los “transformer” modernos.

Vamos a racionar el tiempo de nuestros niños ante la tele. Busquemos asesoría sobre los programas adecuados. En un país sin canales exclusivos para educar, tome las riendas en lo que respecta a los contenidos de los que sus hijos consumen. ¡Salud!

El Nacional

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