Opinión

DE SALUD Y OTRAS COSAS

DE SALUD Y OTRAS COSAS

“Doctor: recéteme algo”

 

Miles de sustancias posee la medicina moderna para dar vida, mejorar su calidad e incluso, prolongar la existencia.

Junto a los alimentos, la industria metalmecánica (como la fabricación de vehículos y armas de fuego), los fármacos o medicamentos, constituyen los primeros cinco renglones de consumo que mueven en el mundo billones de dólares.

¡Cuánto dolor se le ha evitado al humano con los millones de procedimientos anestésicos que a diario se aplican en el mundo!

Recuerden que en la antigüedad para extraer una pieza dentaria se le propinaba un golpe en la cabeza al paciente y este quedaba inconsciente por unos minutos y al despertar “la muela” estaba en sus manos.

¿Quién pensó cuando Hipócrates habló de melancolía que hoy día con una sola pastillita al día y unos consejos, una persona al borde de cometer un suicidio, abatido por una depresión, recuperaría en pocos días la alegría y el deseo de vivir?

¿Quien nos iba a decir que “los locos de atar” en medio de un brote de agresividad podían ser dormidos aplicando modernos medicamentos y días después, el mismo paciente pidiera excusas por los excesos cometidos cuando estaba en crisis?

Por suerte , son la excepción, los cepos, el lanzamiento al río con los ojos vendados, las camisas de fuerza y hasta las crucifixiones de los pacientes psiquiátricos agitados que en el pasado se les creyó poseídos de los demonios.

La gota o epilepsia que ofrecía tristes espectáculos de convulsiones y babeo en plena vía pública tiene hoy modernos tratamientos preventivos que han dignificado la existencia de miles de seres humanos. No hace tanto tiempo que este mal fue considerado como “un castigo divino”.

Pero… ¿y los modernos fármacos para la presión alta? Muchas veces con una o dos tabletitas al día, el 20 % de la población adulta sobrevive de forma productiva siendo hipertenso.

Para combatir el azúcar alta en la sangre existe una línea completa de tabletas que impiden muchas veces al diabético la inyección diaria de insulina y que mantienen bajo control a los más de 200 mil pacientes de ese quebranto que existen en nuestro país?… ¿Y los potentes antibióticos, y los buenos antialérgicos, y los quimioterápicos que salvan a un leucémico, y los complejos multivitamínicos, y las hormonas que balancean a una dama menopáusica?… Faltaría espacio para piropear lo avanzada que está la industria farmacéutica y al mismo tiempo lo sorprendente de la moderna tecnología.

Lo que da pena es la inequidad del sistema sanitario expresado por conducto de la ley general de salud y la de seguridad social.

Lo que preocupa es la pírrica cobertura de las ARS en los planes básicos y más aún, una legión de nuevos galenos que no han aprendido nada de Hipócrates y a los que les falta la madera afectiva para el buen trato a los pacientes, sobre todo, esos que llegan a las 4:00 de la madrugada a un hospital público a tomar un turno ( tickets) para ser visto a las 11:00 a.m. por un médico apático, cansado y mal pagado…

Solo hace falta buenos diagnósticos, inteligentes prescripciones, pacientes disciplinados y con el dinero o los mecanismos para obtener las medicinas en un clima de seguridad social que apueste a la vida…. Pero con calidad y dignidad.

¡Vaya seguido a tomar sus medicinas!

El Nacional

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