Opinión

Decisión 2012

Decisión 2012

Iniciadas las contiendas por la Presidencia de la República, estamos llegando al punto de quiebra que podría ser definitorio para los resultados de las elecciones del 2012. Con una oposición externa que luce desconcertada y sin ideas, y un liderazgo a lo interno de su partido que no luce interesado en trazar una línea sobre la arena, el resultado de las elecciones de 2012 parece estar  atado a lo que en última instancia decida el presidente Leonel Fernández.

 El PRD ha resultado  torpe al momento de establecer posición y discurso, lo que resulta inusual para un partido al que  se le reconoce como formidable desde la oposición. Cuando no están mostrando al público sus aburridas luchas internas, solo se les escucha parloteando un discurso fatalista y directamente inquisidor contra la figura de Fernández, bajo la presunción de que este va a perseguir la reelección.

 En esas circunstancias, el PRD luce tan condicionado a la decisión de Leonel Fernández como los  precandidatos del PLD. Con un intento reeleccionista que aún no se concretiza, la oposición empecinada en su discurso  contra Fernández, luce estar persiguiendo fantasmas, quedando expuesta a lucir vacía y en ridículo, si por su sola voluntad éste decide no repostularse. 

 Si a lo anterior se suma el descalabro del Partido Reformista, el margen para cometer errores desde la oposición es mucho más reducido de lo que parece estimar la gente del PRD, considerando su ambivalencia. Es poco probable que las elecciones del 2012 requieran de una segunda vuelta, y recalcar hasta el cansancio que se tiene un 40% de los votos a estas alturas de la contienda debe ser asumido más como una seña de fracaso y preocupación, que de buenos augurios. Apostar a una segunda vuelta es un despropósito, y, para desgracia de ellos, esa parece ser la estrategia del PRD.  

 Por su lado,  los aspirantes dentro del PLD han condicionado su decisión a lo que finalmente diga Fernández. Eso muestra un servilismo  explotable por sus eventuales contrincantes. El frenetismo interno ya ha cobrado sus víctimas, justo en el momento en que lo mejor para hacer, es hacer nada.

 Para  Fernández, su problema  no es si reelegirse o no, sino identificar el momento oportuno para dar a conocer su decisión. Considero poco probable que intente reelegirse, debido a los serios cuestionamientos que dicha aventura provocaría fuera del país, donde seguro le arrojarían en la misma canasta que a Chávez, Evo, Correa y Ortega, algo que se ha empecinado a evitar durante todo su mandato. No valdría la pena asumir un riesgo personal por algo tan innecesario como contraproducente.

Pero no deja de ser una posición  entretenida para él, a sabiendas de que mientras más flote el fantasma de la reelección, más condicionados quedan todos a su voluntad. Debe, sin embargo, estar consciente de que, de no anunciar su decisión en el tiempo correcto, es probable que su arma más poderosa termine jugándole en contra.

Podría la oposición asumir un discurso más positivo y menos personalista digno de cazafantasmas, como podrían los precandidatos del PLD mostrarse más decididos y firmes. Sin embargo, ni una ni otra parece probable por el momento por lo que al resto, ahora solo nos queda esperar y ver.

El Nacional

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