Sorteó malos momentos, incluso la inclemencia del tiempo, pero nunca perdió la confianza en su capacidad de realizar un trabajo de calidad que encaminara a su equipo al triunfo en el crucial encuentro en que se debatía la corona del Clásico Mundial de Béisbol.
Esa fue la clave del derecho Samuel Deduno, abridor por los campeones de República Dominicana ante Puerto Rico.
No podíamos perder, declaró sonriente Deduno. Vinimos aquí con la misión de ganar la corona y no descansamos hasta lograrlo.
Caída en semifinales a manos de Cuba, en la primera edición del Clásico (2006) y eliminada sorprendentemente por Holanda en la primera ronda de la segunda (2009), República Dominicana, el mayor proveedor de jugadores para las Grandes Ligas, cargaba con un fardo muy pesado.
Así que para los jugadores dominicanos, ganar el Clásico era ya una cuestión de honor, orgullo patrio y propio.
Deduno, al igual que sus compañeros, no estaba ajeno a esta realidad.
El abridor quisqueyano declaró que se preparó a conciencia porque sabía que estaba ante el juego más importante de su carrera.
Un sencillo del boricua Angel Pagán iniciando el juego no logró inquietar a Deduno, quien luego impuso el orden ponchando a Carlos Beltrán, a Yadier Molina y sacando el tercer out sin contratiempos.
Siempre encontró la forma de sobreponerse ante la más mínima amenaza de los boricuas, incluso en el quinto, cuando concedió boleto a Alex Ríos, quien pasó a segunda por lanzamiento desviado.
La lluvia puso en malas condiciones el montículo y no permitía afincarse a Deduno, quien solicitó que lo acondicionaran. El resultado fue que sacó de outs con elevados a Carlos Rivera y Andy González. Y aunque también embasó por bolas a Jesús Feliciano, cerró con un ponche al peligroso Pagán.
Tenía confianza en mis pitcheos, declaró Deduno. Quien logró su tercera victoria en el Clásico.
Este es el triunfo más dulce de mi vida Trabajamos muy duro para lograrlo y éste es el resultado, agregó.
Alrededor de 37.000 aficionados vieron lucirse a Deduno con cinco entradas de sólo dos hits, tres boletos y cinco ponches.