Opinión

Delincuencia

Delincuencia

La delincuencia en nuestro país  ha desbordado todos los marcos imaginables. Este cáncer  social se ha ido agrandando hasta hacer   metástasis. La frecuencia con que ocurren  actos violentos  es tal que  un hecho sangriento “tumba” al otro, y la gente  olvida  el inmediatamente anterior.

Pero, ¿son, acaso, estos hechos elementos nuevos en el ambiente social? Esta triste realidad, en la que la delincuencia ha puesto a la ciudadanía a irse a la cama temprano, lo que   acaba con la vida nocturna e  impide, además,  que la gente luzca sus prendas, comenzó hace más de tres décadas.

Recordemos que las mismas barriadas marginadas fueron escenario de los más crueles actos de vandalismo. La mayoría de las personas fueron  objeto de atracos, extorsiones  hasta llegar incluso a la  pérdida de vidas, sucesos protagonizados  por   forajidos que lograban el silencio cómplice de gran parte de  la sociedad.

Nunca olvidaré  las innumerables  intervenciones mediáticas  del dirigente político Rafael – Fafa- Taveras, en los años noventa diciendo, en una retahíla de ocasiones  que,  “…yo con una pistola al cinto no me muero  de hambre…”, justificando de esa manera que alguien, por devengar un bajo salario, estaba en la obligación de “actuar” ante esa realidad.

Un simple paseo por la ciudad nos confirma  que son muchos  los  culpables de este nefasto mal,  pues en calles y avenidas vemos todo tipo de mercancías en su mayoría robadas sin que nadie se sonroje siquiera de  su vil procedencia.   

A pesar de que la Policía ha avanzado mucho y ya no es ni seña de lo que otrora  fue, la llamada institución del orden debe continuar su  depuración,  y ojalá que  del proyecto que cursa  en el Ccongreso, logremos una uniformada moderna, con buenos salarios, incorruptible y capaz de torcerle el brazo a la delincuencia.   

 

El Nacional

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