Opinión

Desintegración social

Desintegración social

Agradecí mucho la invitación a disertar en un conversatorio realizado a lo interno de un espacio ferial dedicado a una de las figuras políticas contemporáneas de mayor influencia en mi pensamiento y accionar político. Si alguien me conminara a decir cuál valoro como el más importante privilegio que me haya concedido la vida, no vacilaría en afirmar que ha sido la cercana relación que tuve con el Profesor Juan Bosch, la cual me permitió aquilatar su extraordinaria dimensión, no sólo en el ámbito político y cultural, sino tambien respecto al gran ser humano que supo ser.

Si a un cientista social le solicitan seleccionar un determinado conglomerado como buen exponente de desintegración, tendría en la República Dominicana una magnífica opción. Desde el punto de vista conceptual, la Integración es definida como la “coordinación de las actividades de varios órganos para alcanzar un funcionamiento armonioso”.

La desintegración social, en consecuencia, queda evidenciada en el país a partir de la propia definición de Integración, toda vez que entre nosotros no se produce la coordinación de órganos para lograr una funcionalidad armónica. Si algo caracteriza la institucionalidad dominicana es lo contrario, el desorden, el caos, un nivel de precariedad tal que hace imposible que podamos hablar con propiedad de un Estado estructurado a plenitud.

La Desintegración Social dominicana tiene sus orígenes en los albores mismos de la fundación de la república. Un proyecto realmente integral de Nación fue el concebido por los padres de nuestra nacionalidad, el cual fue derrotado cuando apenas se intentaba su implantación.

Las fuerzas económicas, sociales y políticas sucesoras, encarnadas en el sector coservador de la sociedad, se impusieron más que con el propósito de establecer el proyecto de nación que concebían, con el de defenderse de un peligro que consideraban atentatorio para sus intereses.

Desde entonces, aun con la vigencia histórica de las fuerzas conservadoras, el país ha carecido de una Integración Social ni en un sentido ni en otro, ni del lado conservador ni del lado liberal. Al margen de las diferencias que tenemos con el pensamiento conservador, hay que decir, si pretendemos ser rigurosos, que la sociedad dominicana no está regida por parámetros clásicos del estandar conservador, sin que esto signifique que no sea una sociedad conservadora.

El predominio que se observa es el del desorden, el del caos, el de la ausencia absoluta de un modelo de nación nucleado en torno a parámetros predeterminados, en ninguna dirección, ni del lado de los ganadores ni mucho menos del lado de los perdedores de las batallas libradas hasta ahora.

Esa circunstancia ha dado como resultado un conglomerado de individualidades, en el cual no existe un espíritu de cuerpo, donde nadie se siente comprometido con el engrandecimiento  colectivo. Todo lo contrario, los habitantes de un país con ese nivel de desitegración, sólo están atentos y preocupados por las soluciones particulares de sus problemas y por la obtención del mayor nivel de bienestar posible al menor costo.

El Nacional

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