Editorial

Despedida

Despedida

Reflexión y esperanza, no sin algarabía, marcan por tradición en países como República Dominicana la despedida de un año y la llegada de otro. El pasado que queda atrás será siempre una experiencia para abrevar en la construcción de ese futuro promisorio que se anhela. Malo, regular o bueno, los problemas que afectaron las condiciones de vida en este 2012 que agoniza deben superarse en el 2013 que comienza.

Si es necesario un acuerdo nacional es preferible explorarlo antes que dividir aún más la sociedad y la familia a través de abusos o prácticas que riñen con los postulados del sistema democrático. El consenso político promovido por el nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto, puede ser un valioso referente para impulsar un pacto social y político por el desarrollo de República Dominicana.

Sin entrar en mayores detalles sobre los graves problemas que han marcado este 2012 para no remover heridas latentes, este país tiene que enrumbarse por el real sendero del progreso a través de políticas que contribuyan a erradicar la violencia, la inseguridad, la impunidad, el clientelismo político y todo tipo de corrupción que ha lastrado la paz y el desarrollo. Aunque sea sobre la base de un compromiso que implique a todos los sectores.

No deja de ser un ejemplo palpable que la criminalidad y los feminicidios han impuesto su tenebroso sello a la despedida de este año. Pero el asunto no está en negarlo ni minimizarlo, sino enfrentar la problemática con las medidas adecuadas. Los encuentros familiares son propicios para poner sobre la mesa muchos temas que tienen que ver con la convivencia y la superación.

2013 representa no solo la llegada de un nuevo año, sino el año en que el Gobierno del peledeísta Danilo Medina zarpará como capitán de la nave del Estado. Si bien en la travesía de estos primeros meses en que recibió el timón ha dado buenas señales, será a partir de este martes cuando comienza su verdadera prueba de fuego. Ya no tiene excusas ni puede alegar ignorancia. Se aprobaron la reforma fiscal y el Presupuesto que defendió.

A Medina le compete tomar a partir de ahora las previsiones para consolidar el descalabrado sistema institucional y fomentar la confianza o la esperanza en la población en torno a la superación de los males que florecieron en este año que termina. Como jefe del Estado él sabrá cuál será la estrategia para incluso imponer su propio sello a su gestión administrativa.

Y, como de costumbre, en las celebraciones de despedida del viejo año y la bienvenida del nuevo, no puede faltar la exhortación a la prudencia y el deseo de que 2013 llegue pletórico de dicha y felicidad para toda la familia.

El Nacional

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