Hoy se conmemora en todo el mundo el Día de los Derechos Humanos que en uno de sus postulados proclama el derecho al libre tránsito. Más de dos millones de dominicanos emigraron y según el Barómetro de las Américas, el 49% de la población aspira abandonar el país. En tanto un millón de haitianos y sus descendientes viven en este territorio.
En el aniversario de la muerte de Lucrecia Pérez (una humilde mujer asesinada por gente intolerante y xenofóbica), la embajada dominicana en España, demandó el reconocimiento de la dignidad humana de nuestros nacionales, que reclaman una sociedad más tolerante e inclusiva. Por el contrario, pocos ya recuerdan el humilde vendutero haitiano que “se suicidó” ahorcándose con las manos atadas, en un parque del centro de Santiago.
Entre los obstáculos que impiden a los migrantes el acceso equitativo a los derechos humanos están los sentimientos arraigados que existen en su contra, y la tendencia a criminalizar la migración irregular o indocumentada negándole igualdad ante la ley. Desde Libia llegan noticias de que migrantes son vendidos como esclavos en mercados públicos.
Trump, en nombre de la seguridad y el proteccionismo, emite mensajes de xenofobia e intolerancia que incrementan los actos de irrespeto y violación a los derechos humanos. Frases como: “México nos envía a narcotraficantes, criminales, violadores”; “Éste es un país en el que hablamos inglés, no español” provocan que grupos ultranacionalistas de aquí y de allá aprovechen este mal ejemplo para justificar sus acciones.
Detrás de cada discurso de odio se esconde la semilla de la violencia, del descrédito y del desprecio hacia un grupo o una persona y lo peor es cuando esas opiniones logran enraizarse en el imaginario colectivo y se dan por supuestos, que fungen como criterios éticos, y políticos para la toma de decisiones.
La prensa dominicana que editorializó y se hizo eco de los discursos de odio hacia un grupo de dominicanos de ascendencia haitiana que se manifestaron frente a la Puerta del Conde, ahora debe resarcir este proceder, dando la misma oportunidad de expresión a los grupos afectados.
