Opinión

Don Celso  y las deudas

Don Celso  y las deudas

Más de 700 mil trabajadores ganan menos de 10 mil pesos por mes; más de 600 mil personas adultas están desempleadas, la pobreza afecta a más de la tercera parte de la población y empuja al trabajo a  medio millón de niños… En medio de una realidad social  cuya crudeza traspasa lo que expresan estas cifras, el empresario Celso Marranzini declara que hay que cobrar la energía a todos los hogares.

Para fundamentar  su discurso clasista,  cita la condenable corrupción que marcó la gestión de Radhamés Segura en la Corporación Dominicana de Empresas Estatales, CDEEE. Sobre esto, dice sólo parte de la verdad, dado que omite nombres y guarda silencio sobre ciertos hechos.

Cuenta con la autorización del presidente Leonel Fernández (no lo haría sin ella) para denunciar las malas acciones de su antecesor. ¿Cómo se explica que, a estas alturas, no hayan sometido a la Justicia al ex funcionario? ¿Por qué motivo no cumplen con el deber de impedir que quede impune el saqueo al Estado? ¿Cuáles ataduras impiden revisar los contratos con los generadores y castigar, sin exclusiones a los responsables del enorme fraude que constituyó el Programa de Reducción de Apagones, PRA?

 Don Celso, como le llaman sus allegados, comparte esta responsabilidad con el presidente Leonel Fernández.

Como dirigente empresarial (presidió el Consejo Nacional de la Empresa Privada en 1996-2000),  ha mostrado apego a la política de salarios deprimidos impuesta por Joaquín Balaguer en 1966  para impulsar la acumulación de capitales.

Ahora, utiliza la descarada corrupción de la gestión anterior como argumento para decir que tiene derecho a enviar facturas de más de mil pesos a hogares con ingresos deprimidos o sin ingreso, y cobrarlas de manera compulsiva. Como si esto fuera poco, presenta en un mismo contexto el robo de energía por  empresarios politiqueros y el no pago de numerosos hogares. ¡Un discurso clasista y además infeliz!

 La labor ideológica, ¿también se la encomendó Leonel? Fue pactada entre ambos, privatizadores que  exigen el pago de un servicio deficiente y costoso a un pueblo víctima de la injusticia y de la desigualdad, con el cual ellos mismos están en deuda…  Y tratan de evitar que se organice para pasarles factura. Eso es alevosía…

El Nacional

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