No tuve la oportunidad de ver el programa de la señora Nuria Piera, el pasado sábado, donde supuestamente denuncia irregularidades administrativas en la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), bajo la administración del ingeniero Radhamés Segura.
A Nuria Piera hay que reconocerle valentía y su encomiable servicio a la sociedad dominicana, con sus oportunas denuncias de corrupción en diferentes estamentos estatales, pero todos los seres humanos nos exponemos a la comisión de errores y posiblemente el caso de la corporación eléctrica no reviste la connotación estimada.
No tengo el honor de conocer al ingeniero Segura, pero sí he escuchado decir de muchos que se trata de un peledeísta serio, prudente, ecuánime y responsable. Y precisamente dice hacerse responsable de los 40 parientes que ofrecen servicios en esa empresa, los cuales, según él, tienen derecho a trabajar en una institución de ocho mil empleados. Si esos familiares de Segura hacen horario y cumplen con sus atribuciones, no veo nada de pecaminoso.
Y el asunto de los sueldos jugosos en esa empresa no es nuevo ni es iniciativa de Segura. La gran mayoría de las instituciones descentralizadas del país se caracterizan por los salarios irritantes, respecto a las remuneraciones que perciben los servidores de organismos centralizados, correctivos pendientes de resolver.
Creo que la señora Piera actúa de buena fe, pero la difusión del programa se produce en momentos en que Radhamés Segura viene librando una fiera batalla con empresarios del sector energético.
Aunque Segura tiene buena reputación pública, cuando se formulan imputaciones de este tipo, siempre quedan dudas en determinados segmentos de la sociedad.