Opinión

Ede Este sin aclarar

Ede Este sin aclarar

Desde que la AES Corporation transfirió sus acciones en Ede Este al fondo de inversiones estadounidense Trust of the West Company (TCW), hasta la reciente recompra de la misma por el Gobierno dominicano, esta empresa  ha sido escenario de una serie de hechos con pinta de escándalo.

Primero, no se han publicado detalles oficiales del monto y los conceptos de las deudas que tenia Ede Este al momento de su reventa.

Se estima que estas deudas son cuantiosas, que superan los 700 millones de dólares.  

Segundo, desde el 2005 el Gobierno ha transferido a favor de Ede Este más de 200 millones de dólares  para cubrir  “déficits operacionales”.

Esta suma no incluye los aportes para subsidio a la tarifa y  pago del PRA.

La TCW, como socio a partes iguales, debió aportar igual cantidad de dinero. Hasta la fecha, no hay evidencias de que lo haya hecho.

Tercero, entre el 2004 y fines del 2008 los administradores de Ede Este recibieron unos 40 millones de dólares  por concepto de un tal Canon Administrativo.

Ese pago estaría condicionado a que las pérdidas de las distribuidoras sean menores al 30 por ciento,  según el Acuerdo de Sostenibilidad del año 2001.

En realidad, nunca han bajado del 40 %.

En cuarto lugar, hay que recordar que, en noviembre del año 2004,  la Cámara de Cuentas informaba que, en  una auditoría practicada a Ede Este, se detecto un fraude superior a los casi 3 mil millones de pesos en perjuicio del Estado dominicano. ¿Qué ha pasado con este expediente? ¿Qué se ha hecho?

Todo guarda el más puro silencio en los archivos de la fiscalía.

Quinto, según Radhames Segura, en la recompra se ha incluido una cláusula de confidencialidad que impide al Gobierno decirle al pueblo hasta dónde lo ha enredado en ese negocio de capaperros.

Sexto, la Ley General de Electricidad, señala que, para operar una empresa eléctrica, la firma  interesada debe evidenciar su  competencia técnica en negocios similares.

La TCW no tiene aval de ese tipo, su oficio es otro y, por  tanto, no entendemos por qué las autoridades aceptaron como socio a semejante truchimán.

El Nacional

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