Editorial

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 Como demonio a la cruz.-

El ministro de Planificación, Desarrollo y Economía reveló que la pobreza multidimensional disminuyó de un 34,9% que se situaba en 2012, a un 23,1% en 2016, reflejado con mejoría en el ingreso en el hogar, posesión de bienes duraderos, provisión de agua potable, logros educativos y reducción del hacinamiento.

La tasa de pobreza se redujo en promedio un 2,95% durante los últimos cuatro años, que según el ministro Isidoro Santana se ha reflejado en todos los sectores sociales del país, aunque no precisa si tal reducción refleja de manera equitativa la tasa promedio de crecimiento de la economía.

En los cuatro años, la economía dominicana creció en promedio un 5,5% del PIB y en términos absolutos unos diez mil millones de dólares, por lo que se requiere saber si el señalado porcentaje de reducción de la pobreza se corresponde con ese notorio incremento.

El ministro Santana sostiene que desde 2012 ha disminuido la distorsión en el crecimiento, aun “con los limitados recursos que maneja el fisco”, con lo cual admite que para disminuir pobreza se requiere de una justa redistribución del ingreso público.

No se niega que durante el último cuatrienio se experimentara disminución en los índices de pobreza y pobreza extrema, pero esa tendencia se detendría a menos que el crecimiento del PIB se refleje en aumento de la presión tributaria.

En efecto, el ingreso por tributos y aranceles es apenas de un 13.5% en proporción al Producto Interno Bruto, el más bajo de América Latina con excepción de Guatemala, lo que hace difícil poder costear el desarrollo armónico o la equidad económica y social.

Para entender la falta de equidad en la redistribución de la riqueza se señala que la provisión anual en asistencia directa a la población marginal es de menos de 2% del PIB, (30 mil millones), mientras que las exenciones y exoneraciones a sectores productivos sobrepasan el 6% del PIB, (230 mil millones).

Se admiten como válidas esas estadísticas sobre reducción de pobreza, pero se advierte que aún falta mucho camino por recorrer hasta alcanzar el estadio de equidad en la redistribución del ingreso, para lo que se requiere una reforma fiscal, a las que todos huyen, como demonio a la cruz.

El Nacional

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