Opinión

El bulevar de la vida

El bulevar de la vida

Doña Flor y sus maridos

(en la intimidad de Trujillo)

             El encanto que irradia “lo Trujillo” en la sociedad dominicana no tiene parangón, símil  ni límites.

            La relación Trujillo-pueblo dominicano es lo más parecido a aquellos amores patológicos de violencia contra la mujer de parte del macho ibérico/africano. Él golpea y humilla. Ella, vencida en su baja autoestima, (justo como nos pasa a los dominicanos frente a otras nacionalidades) se considera tan débil, tan poca cosa, que es incapaz de reiniciar el camino, y así, humillada y golpeada, vuelve siempre o permite que siempre vuelva el macho ibérico/africano a su lecho. Y vuelve a rodar la rueda. Esa es la relación del trujillismo con la psiquis del pueblo dominicano.            

            Trujillo y sus familias (las de opresión, caliesaje y asesinato) fueron capaces de llevar a esta sociedad a un nivel de indignidad, temor, doblez y terror tales, que todo aquello que padres y madres hicieron para congraciarse con el tirano sigue siendo un tabú que marca, asusta y atrae, como las masturbaciones adolescentes o las visitas de cada viernes a las doña Herminia de cada pueblo. El tabú atrae tanto como atemoriza. El atractivo de lo prohibido. Eso. Trujillo es un tabú y un encanto. Una perversión disimulada y socialmente aceptada.

            Transcurridos 47 años de la caída del régimen, y apenas 30 de los doce de gestión sanguinolenta de su delfín más celebrado y eficiente, los dominicanos vivimos marcados por ellos, por la sombra de Trujillo y su más electoralmente exitoso heredero. Salvo algunos excesos de muerte y sangre, aquí, Trujillo ya somos todos, con la agravante de que mientras más se conoce de lo ignominioso de aquel periodo, más nos seduce y atrae.

            ¿Por qué esta introducción? Porque voy a hablar de un libro, exactamente de las memorias que Flor de Oro Trujillo Ledesma vendió a la revista norteamericana “Look”, en 1965, en plena Guerra de Abril. 

            “Trujillo en la Intimidad según su hija Flor” acaba de ser editada por Bernardo Vega, -que en el tema es una especie de príncipe florentino de las letras nacionales-. El libro es un documento de excepción para conocer la intimidad del tirano, desde la voz vencida y melancólica de su hija más culta, sufrida, infeliz y libre…  como una flor después de abril. Continuaremos…

pablomckinney.com            

El Nacional

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