La patria es un bolero, mucho vino casero, tres amigos. y un amor bienvenido y eterno hasta el olvido. Joaquín Umbrales.
Salvo el de la pobreza y su mortaja de muertes, ningún otro problema nacional es tan grave como nuestra falta de institucionalidad.
Lo peor es que para compensar esa debilidad institucional, casi siempre acudimos al Big Brother del norte y a la vieja Europa de siempre. Digamos que en los últimos tiempos, detrás de toda iniciativa de fortalecimiento institucional o democrático en nuestro país, siempre han estado las embajadas, gringa o europeas, con sus ONGS nacionales y sus mediáticos voceros, finos corresponsales de la cosa.
Para cocinar la democracia y sus instrumentos, tenemos embajadas hasta en la sopa; y los organismos internacionales, sin límites, opinan hasta del quedo. Hubo una vez una señora en la USAID que opinaba hasta de la relación entre el poder y los colalés color negro, o el aporte del pica pollo al movimiento feminista dominicano, vía Pollos Victorina, los mejores.
Detrás de todos nuestros avances, siempre anda una embajada, algo de la ONU y tres ONGS. O sea, que no nos acaban de servir los pantalones largos de la cultura democrática. Eso. Aquí todo lo resuelve un amigo y un celular. Aquí, hasta la Zona Colonial, sus faros y su parcial remozamiento, tiene siempre detrás a una embajada europea, que los gringos gustan menos de la cultura porque son más directos, pragmáticos y terribles, ya lo sabemos.
Vivimos en pantalones cortos, tocando la puerta de los mayores para todo, desde lucha contra la corrupción, defensa de la ecología, avances en la justicia, e incluso en la defensa de la voluntad popular, hasta 2008. (Recuerden a Agripino en la JCE de Luis Arias, rodeado de embajadores imperiales amigos salvando la democracia una vez más.) paga manda, dice la sabiduría popular que también aconseja: manténgase en su lugar, respetado y respetando, que a quien le dan la primera, to el mundo le sigue dando.
Si no somos capaces de gobernarnos nosotros mismos, quién c pondrá límites a la mano amiga pero a veces también intrusa cuando se hable de interés nacional, respeto a nuestras tradiciones, a esa bullanguera forma de ver y beber la vida desde el amor, dormido entre la rosa de su vientre, amén, encaje de hilo, esos lirios frescos que esconde su escote, y todo entre frías y un maldito bolero de Anthony Ríos para no morir Si usted supiera, Señora. Si te respetáramos, Patria, si te respetáramos.