Opinión

El Bulevar de la vida

El Bulevar de la vida

Desafío o epitafio

Un Informe para el Desánimo Humano

         Ocurre cada año. El PNUD viene y nos convida al mismo acto para presentarnos su Informe de Desarrollo Humano, con nuevos datos y nuevas desesperanzas “empíricamente demostradas”, que es lo que jode. 

         ¿Para qué lo harán?

         Sentarse a escuchar un manojo de verdades sobre la mala marcha del proyecto nacional, sobre la sempiterna mala distribución de nuestras riquezas y el divorcio entre crecimiento económico y mejoría en la calidad de vida del pueblo dominicano, es un acto de patológico masoquismo. 

         Quién más sabe, sufre más.

         Y es que mientras las encuestas, el cruce de variables y otros sonetos de la demoscopia no aparecen para auxiliar a los cientistas sociales de la ONU, es fácil sobrellevar el fracaso de país que somos.

         Esta retahíla de datos para el desconsuelo, puede combatirse, por ejemplo, con optimismo del malo o acusando de pesimista a todo el que en bares y puticlubs, en una OMSA o en la misa de domingo, percibe que algo anda mal en un país donde abundan los recursos para lo importante pero secundario, y faltan para lo fundamental, es decir, para las estancias infantiles, para el sistema educativo, poder capacitar y pagar mejor a los maestros, y que haya una sola tanda escolar con desayuno, merienda, almuerzo, muchas clases, laboratorios, canchas todas, y otra vez merienda, internet, y computadores por “pipá.”  (Pero los arboles del bosque no nos dejan ver el sol. Y nos apagamos como patria.)

         Uno formula cada año la misma crítica a esta dolorida convocatoria del PNUD, pero siempre asiste puntualmente. Es enfermizo. (Para colmo de males, ya no está en la sede de la institución la secretaria mulata que robó mi atención en 2008, por lo que esta vez hube de conformarme con unas clases de Twitter impartidas con paciencia de sobrino por V. Gómez Casanova, como terapia urgente ante mi desconsuelo.)

         Y dale con los resultados: La desigualdad aumenta y es nuestro mayor problema. No hemos aprovechado el crecimiento económico de las últimas décadas para mejorar la salud y la educación. Y la mortalidad materna es de 150 muertes por cada 100 mil mujeres. Joder.

         Y por si alguien dudara de la verdad de los versos de V. Heredia: “Permanecer y transcurrir no siempre quiere sugerir honrar la vida”,  el PNUD, viene y nos regala como colofón de infortunios, el poema de sus datos de dolor, cuyo verso mayor reza así: “Crecimiento económico no significa crecimiento en la calidad de vida”.

         He ahí el desafío de esta sociedad y si no, será el epitafio.

El Nacional

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