POR: Pablo Mckinney
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Unificación de criterios contra la corrupción
Todo parece indicar que cometido ya el “pecado original” que ha acompañado con mejor o peor disimulo y en montos que giran en torno al tamaño del Presupuesto a todos los gobiernos dominicanos, la cuarta administración del PLD está decidida a enfrentar las irregularidades, torpezas, indelicadezas y sobre todo el robo en el Estado. (Por su parte, la Justicia, Cámara de Cuentas, Congreso y Ministerio Público debería encargarse de que no haya impunidad, pero ese es tema para otro bulevar).
Para coordinar esos trabajos, el presidente Medina escogió al más indicado de todos sus funcionarios, pues si algo distinguió a Gustavo Montalvo de muchos de sus compañeros en aquel primer gobierno del PLD, fue su visión boschista de la ética política, y su atreverse a pagar el precio. A veces, la única manera de vencer es partir, como en ciertos amores.
Montalvo posee la autoridad moral necesaria para joder mucho, insistir demasiado en que las cosas se hagan como manda la ley, y ser más ahorrativo y “organizado” en el Gobierno que mi dilecto don Pepín Corripio en sus empresas, y eso es mucho decir.
Existe un “esfuerzo concentrado” del gobierno en imponer reglas a la administración pública, a través de la conformación de 15 comisiones de “veedurías” (alguien debe perdonar a quien se haya inventado una palabra tan horrible) conformadas por unos señores muy quejicas, criticones, cascarrabias y en su inmensa mayoría de grandes dones éticos, quienes han sido “empoderados” por el propio Presidente para meter la cuchareta en todo lo que le parezca incorrecto en las instituciones, a partir de las leyes.
Aunque decepcione, lo cierto es que en el centro de la corrupción está el problema de la práctica política electoral y las características éticas de la sociedad, de los votantes, que ya no quieren promesas, propuestas ni razonamientos ideológicos sino “lo suyo”. Por eso, mientras se decide la partidocracia a auto imponerse reglas, a autocensurarse en su dejar robar a algunos para que luego le financien sus campañas, admitamos que esta iniciativa es un paso hacia adelante. Ahora queda saber si el poder Judicial, las Altas Cortes y el Poder Legislativo andan en la misma línea.
Mientras tanto, para no desafinar su política de lucha contra la corrupción y “empoderamiento” (otra palabra agringada, horrible), lo que sí puede hacer ¡Ya! el presidente Medina es observar las modificaciones al Código Procesal Penal, y en especial preservar su artículo 85 que permite al ciudadano querellarse ante la presunción de manejo irregular de los fondos públicos.
Además, -unificando criterios- y para estar en sintonía con su Presidente, el Comité Político del PLD debe utilizar su poder para que a la Ley de Compras y Contrataciones les sean realizadas en el Congreso bajo control peledeísta, las modificaciones que necesita, y que la harán más eficiente y capaz de impedir ciertos procesos de corrupción, lo que olvido el legislador cuando aprobó la pieza en 2006. Que cuáles son esos puntos: Llame a doña Yolanda Guzmán y a Sandra Santana, Presidente, y ellas le explicaran con detalles.
Mientras tanto, “empoderados”, seguiremos “veeduriando” instituciones, con la fe puesta en que Dios y Cervantes nos perdonarán por utilizar tan horribles palabras que compiten con “oferente”, “accesar” y “emprendedurismo”, esta última tan disparatada, que por el abuso que hace de ella David Collado, podría en 2016 perder la candidatura del PRD a la alcaldía o la senaduría del Distrito.
“Soy el “veedor” de tu piel, “empodérame” ya, mujer, que debo “accesar” a tus humedales… y “emprenderamarte”. Jorge Luis Neruda. Alias Quevedo.