Vive en sí misma tan prisionera, que sólo tiene salida por las estrellas. Dormida entre rosas. Carlos Cano.
Nuestro país es ya una sola invitación a delinquir. Una vulgar incitación a lo mal hecho.
Si alguna duda de esto pudiera usted albergar en su cabeza, la negociación -de comillas inmensas- entre el ministerio público y la imputada Leavy Nin Batista se la puede aclarar.
Ahora resulta que el ministerio público negoció con la muy dama, sólo para que esta sirva de testigo y aporte pruebas que puedan demostrar la supuesta culpabilidad de imputados de menor jerarquía que ella en la organización de Figueroa Agosto, como serían las hermanas Peláez Frappier, Sammy Dahuajre, Ivanovich Smester, Madeline Bernard Peña y Juan José Fernández Ibarra.
Llora ante la presencia de Dios y la María, los frenos que la fiscalía impone a la acusada Nin cada vez que en el interrogatorio esta menciona o intenta mencionar a alguien que pueda conducir a los verdaderos cómplices, que no testaferritos (vive bien en malos pasos) de Mr. Figueroa. (¿Quién es Ingrid Rodríguez?)
Lo más importante del caso SOFIA and Friends, (Sobeyda, Figueroa Agosto y amigos) no son los chicos que supuestamente les ayudaban a comprar propiedades, vehículos o relojes. Eso es paja para garzas hambreadas, borona de un macuteo, masturbaciones para que nazca un muerto. De los que se trata aquí, y es lo que sí justificaría la negociación con Nin y Morel, es averiguar y demostrar la culpabilidad de quienes desde la cúpula del sector privado y del sector público propiciaron el montaje y desarrollo de los negocios de SOFIA S.A. en el país.
Pero nada de esto ocurrirá. Por eso, preparémonos para lo peor. El país aun no toca fondo en este mar. La impunidad sigue siendo una fiesta.
La negociación de la fiscalía con Nin Batista, es una sola gran invitación a delinquir. Una vulgar incitación a lo mal hecho. O como me dijo anoche en El Bomba, don Rigoberto, después de la vigésima segunda cerveza: Ay, maquinini, déjate de vainas, que aquí cada quien haga lo que tenga que hacer y no se deje joder. Por esa reflexión popular y generalizada, la delincuencia no va a disminuir en el país, sino todo lo contrario.
¡Que la María Magdalena y sus dones, la dama Sobeida y sus caderas nos iluminen! ¡Amén!