¡Ay señores!, manos sacrílegas robaron el carro de Gustavito mientras se encontraba en la cercanía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, hace más de un mes, y todavía no aparece. Gustavito estudia en la UASD, es mi ahijado espiritual, hijo del connotado periodista deportivo del matutino Hoy Gustavo Rodríguez, mi entrañable amigo, y de la prestante dama Josefina Roca, una auténtica mujer de las que les pesa mucho el ruedo del vestido.
Hace 35 años, conocí al progenitor de Gustavito, orfebre del quehacer sociodeportivo. Fue en el programa de los inmensos Freddy Mondesí y Jorge Bournigal, Lucky Seven en el Aire, y Freddy ya debió ser exaltado al Pabellón de la Fama, pues Jorgito ya lo fue. Gustavo y yo nos impactamos, empezando a cultivar una profunda amistad que perdura inalterable.
La vida de Gustavo es una síntesis reflejada con aromas, esfuerzos y lágrimas. De ahí que, su familia y el deporte, entre otras siluetas, representan la expresión sublime de quien, como él, se ha ganado el corazón de la inmensa mayoría del pueblo dominicano, en clase deportiva y sectores del país. Dinámico, ágil, capaz, valiente, decidido, fuerte, mira de frente y no esconde ni baja el rostro.
¡Ay! robaron el carro de mi queridísimo Gustavito asistir a la universidad.
Gustavo es erudito del deporte, servicial, humano, y ha sabido conducir con pesar firme su trayectoria como redactor de crónicas, artículos, noticias, estudia junto a su muy leída columna Bolazos del histórico periódico Hoy, donde labora con eficiencia, sin cansancio, presto siempre a buscar impactantes noticias nacionales e internacionales, por eso Gustavo es un símbolo del país y de la clase a que pertenece.
Como todos los seres humanos, Gustavo profesa y tiene sus principios tallados en el amor de su idolatrada madre, doña Regina, el fervor tierno y amoroso a su esposa Josefina y a sus dos hijos y familia, quienes constituyen la herencia misma de su existencia en las conformaciones del alma.
Gustavo usa la dialéctica, compartiendo a Viki Braun, al decir: No existe forma de que los pueblos se entiendan sino a través de ella.
Gustavo Rodríguez, paradigma del honor, la honradez, la amistad y el deber, ha normado sus noches y días en la fragua del trabajo del cual es arquetipo también. Triunfador, porque lo que cuenta en la batalla de la vida es perseverar, perseverar lealtad a sí mismo y al credo que se profesa. Gustavo es firme en las dificultades y sabe prever los obstáculos, enfrentar los retos sin temor, pues vive con entusiasmo, de forma deslumbrante, cargado de energía y decidido a transitar con fe y alegría el camino que conduce al futuro esplendoroso, que se estructura con las acciones del presente. Gustavo gracias por tu amistad hacia mi madre. Ella te quiso mucho.
Gracias por tu amistad inconfundible, eres manantial de pureza, relicario encendido con voces de terneza. Benjamín Franklyn expresa: Tómate tiempo en escoger un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo. Un hermano puede no ser tu amigo, pero un amigo será siempre un hermano.
¿Y cuando aparecerá el carro de Gustavito? Coronel Báez, del Plan Piloto de Honduras, anótese un nuevo triunfo investigativo.
Le esperamos.