Opinión

El fiscal de Nueva York

El fiscal de Nueva York

Elvis Valoy‏

En nuestro país, en donde la sociedad clasista y racista suele perseguir sin cuartel al excluido de las fortunas, algunas mujeres acostumbran a “denunciar”, a cualquier sujeto que osare enamorarlas, todo eso siempre dependiendo cuan acaudalado económicamente sea el personaje en cuestión.

Si es un pobre hombre, merece el patíbulo, mas, si es potentado y rico, se le perdonan sus instantes de lascivia aberrantes y perversas, propias del tránsito de animal a hombre, en contra de las mujeres.
En s Estados Unidos se inició a raíz de las acusaciones en contra del productor cinematográfico Harvey Weinstein desde el año 2017 un movimiento llamado #Me Too, de denuncias en contra del abuso sexual.

El incumbente encargado de darle seguimiento a dichas denuncias era el fiscal neoyorquino Eric Schneiderman, que fue como poner la “iglesia en manos de Lutero”, pues al hombre de leyes de la Gran Manzana la película 50 Sombras de Grey le queda pequeña, debidoa la carga de aberraciones sexuales de la cual es portador este impostor y alorgásmico de marca mayor.

Las espeluznantes declaraciones de Tanya Selvaratnam, Michelle Manning Barish, y de Jennifer (esta última le llama “repulsivo”) ante el periódico New Yorker Magazine, en donde revelan que el fiscal Eric Schneiderman prácticamente las esclavizó sexualmente, llegándolas a golpear y a practicarle todo tipo de depravaciones sexuales, golpeándolas regularmente, demuestran que las sociedades desarrolladas, dentro de esa doble moral en que se desenvuelven, no perdonan un momento de lujuria.

Lo que nunca se imaginó Eric Schneiderman, fiscal irónicamente encargado de perseguir los delitos del movimiento #Me Too, es que en este mundo casi todo se llega a saber, y sus extravíos eróticos denunciados obligaron al funcionario a renunciar.

Este erotómano, que le exigió con amenazas a una de sus amantes buscar otra mujer para hacer un trío, no cesaba de llamar prostitutas a las indefensas féminas que accedían a todas sus propuestas indecentes, actuaba con la cabeza repleta de alcohol y de seguro de drogas también.

Pero lo sintomático de todo esto es que el social farsante en cuestión estuviera encargado de las denuncias del movimiento #Me too, que tanto prestigio ha ganado con mujeres que valientemente han denunciado a hombres que se aprovechan de su poder para llevarlas a la cama. ¡A Dios rogando y con el mazo dando!

El Nacional

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