Pasado el proceso comicial de mayo, y juramentado Danilo Medina, tanto a la dirección como a las bases del PRD no le queda otro camino que hacer una oposición constructiva, coherente y responsable, pensando en mayo del 2016.
Los viejos de mi pueblo natal dicen: Quien tiene las lágrimas hondas comienza a llorar temprano, un refrán que encaja en el partido blanco, por lo difícil que ha sido históricamente ponerse de acuerdo entre ellos.
Dado que Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado han sido derrotados en las últimas tres elecciones por los candidatos del PLD (Hipólito dos veces, y Miguel una), obliga a las bases a pensar en una nueva alternativa electoral para mayo del 2016.
La estratégica alianza interna que hicieron en la pasada convención Luis Abinader e Hipólito Mejía, dejó sus frutos al derrotar a Vargas Maldonado y ganar la candidatura presidencial.
Ahora se podría producir lo inverso si Abinader logra atraer a los adeptos de Mejía a su proyecto presidencial, porque se demostró que juntos suman mayoría en el PRD.
Dado el carácter de responsabilidad y solidaridad que caracteriza a Hipólito dudo que exista algún inconveniente para endosar el respaldo de su militancia a las aspiraciones de Abinader, su principal aliado histórico.
Aunque en política el agradecimiento no es una norma, la realidad es que cuando Abinader decidió respaldar a Hipólito, éste estaba debajo de Miguel en las encuestas, por lo que ese apoyo, si no fue decisivo tuvo una importancia de primer orden.
Ahora corresponde a la gente de Mejía mantener la alianza, respaldando a Luis Abinader e impidiendo que Vargas Maldonado se alce con la candidatura que, al decir de las bases, la podría negociar con el PLD.
Las dudas sobre los sentimientos perredeístas de Vargas Maldonado aún están latentes en la memoria de los dirigentes medios y de base del partido blanco, porque lo que una candidatura de Abinader respaldada por Mejía sería invencible.