En noviembre, la Zogby le otorgó a Hipólito un 54% de la intención de voto, la Gallup publicada le dio un 47.9, y la que no se publicó un 50.7%. Dos meses después, la Bendixen & Amandi, firma encuestadora utilizada por el Banco Mundial y la ONU, le reconoció al candidato oficialista un 39% de aceptación, once puntos porcentuales por debajo.
A partir de entonces, los artífices de la campaña sucia del PLD, han venido publicando en espacios pagados de la prensa escrita encuestas que colocan a Danilo puntero. Les han llenado los bolsillos a vendedores de opiniones para que se hagan eco de esas encuestas ficticias y crear las condiciones que hagan posible su triunfo en la JCE y no en las urnas.
El resultado de la Gallup del lunes, cuyo representante es un hombre honesto, virtud que no pudiera asegurar que tienen los que recogen las muestras en nombre de dicha firma, es inverosímil. Y es que de noviembre a esta fecha, Hipólito, que ha recibido el apoyo de reformistas y peledeístas, no ha cometido un solo error para ceder la ventaja que le sigue llevando a su opositor. En cambio, han resonado escandalosamente en el país las correrías de Félix Bautista por Haití, la sobrevaluación de la carretera Jarabacoa/Constanza, el aparatoso allanamiento al digital elsiglo21.com, el torrente de casos de corrupción revelados por Nuria, el discurso político del presidente ante la Asamblea Nacional y la odiosa comparación que hizo entre Santo Domingo y Nueva York.
Salvo que el dominicano sea masoquista, o que haya empezado a creer que se cambia con lo mismo, es obvio que la tinta que se ha derrochado para propagar estas encuestas, es engañosa. ¿Se entiende ahora por qué el papel lo aguanta todo?