WASHINGTON (AP) _ Gary Johnson, del Partido Libertario; y Virgil Goode, del Partido de la Constitución; andan en una quijótica contienda por la presidencia. Aunque no tienen posibilidades de triunfo, muy probablemente tienen una oportunidad de influenciar el resultado.

Hasta muy recientemente ambos eran políticos republicanos con cargos públicos _ Johnson como gobernador de Nuevo México y Goode como representante por Virginia. Por su capacidad para atraer al menos una fracción del electorado, el presidente Barack Obama les ve como aliados potenciales renuentes que pudieran restarle votos a su rival Mitt Romney y ayudar al presidente a llevarse el triunfo en unos pocos estados estrechamente disputados.

Goode sirvió seis términos en la Cámara Baja y está colectando firmas para ser colocado en las boletas en su estado. Ya está en las boletas en más de una decena de otros estados con un programa político anti inmigración y pro límites a los términos congresionales que espera tenga un impacto en el electorado. No es probable que el impacto sea mucho, pero pudiera ser suficiente en Virginia para que los funcionarios de la campaña de Obama presten estrecha atención.

Johnson, que fue aspirante a la candidatura presidencial republicana antes de retirarse de contienda antes de las primarias, es considerado un factor potencial en estados del Oeste, particularmente en el disputado Colorado.

Ninguno de esos candidatos es considerado una amenaza lo suficientemente seria a nivel nacional como para ser comparable con Ross Perot, cuya campaña independiente en 1992 atrajo casi 19% de los votos y a quien George H.W. Bush aún culpa por haber perdido su reelección.

En lugar de ello, los demócratas ven a Goode y Johnson como una versión de Ralph Nader, a quien aún responsabilizan por la derrota de Al Gore ante George W. Bush en el 2000. La candidatura de Nader por el Partido Verde atrajo solamente 2,7% del voto nacional, pero en la decisiva Florida, su total fue mayor que los 537 votos que separaron a Bush de Gore.