Opinión

Encuestas, agenda y convención

Encuestas, agenda y convención

Si el Partido Revolucionario Moderno no está preparado para responder —en término estratégico— a las barbaridades que divulgarían ciertas firmas encuestadoras, de aquí a las elecciones de mayo del año entrante, puede tener problemas. Los resultados de estudios de opinión de firmas reconocidas ofertan percepciones, las que pueden llevar júbilo a un sector y tumbar el estado anímico de la militancia de otra organización política.

Siempre hay alteración de datos, pero las firmas encuestadoras se cuidan más días antes de la celebración de los eventos electorales. Sin embargo, faltando diez meses para los comicios no hay forma de desmentirles que no sea mediante la publicación de otros estudios, que los hay, revelando datos que contrastan en lo absoluto a la Gallup.

Hay que admitir que en todas las mediciones conocidas el candidato reeleccionista está arriba, pero por apenas diez puntos en el escenario más desfavorable para la oposición. Uno sube y el otro baja dependiendo de las circunstancias, sobre todo de los hechos noticiosos que copen el candelero público. Danilo Medina, por ejemplo, tuvo una alta desaprobación en los días que se cocinó al vapor y de forma turbia la reforma a la Constitución.

Medina repuntó, empero, con una agresiva publicidad gubernamental (campaña electoral con dinero del Estado), en la que relata los supuestos logros de su gestión y nuevamente el tema haitiano fue colocado en el tapete, que de forma evidente beneficia al PLD, por tratarse de un escenario en el que todos los desfalcadores se disfrazan de patriotas, pese a que son los que más daño les han hecho a la patria.

Nadie como el PLD le ha hecho tanto daño al país y hay sobrados temas para que el PRM mantenga ofensiva con la denuncia pública mediante regulares conferencias de prensa. Al único que le conviene jugar con el reloj —como hace el equipo de baloncesto que está arriba— es a Danilo Medina, razón por la que se hace el “muerto y no habla”.

El PRM exhibía excelente proyección con los escándalos de corrupción gubernamental, los problemas internos del PLD y la fiesta de democracia que constituyó la escogencia de Luis Abinader. Lo ideal era la continuidad de convención para todos los cargos electivos, porque el país se llenaría de aspirantes con sus respectivas propagandas que, a fin de cuentas, beneficiaban al candidato presidencial. Reservarse todas las candidaturas es una práctica antidemocrática y es imitar al PLD.

 

El Nacional

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