Sainaguá y Tenares

El Sur y el Norte del país fueron escenario de dos grandes eventos culturales que atrajeron un gran público durante esta recién pasada semana. En el Sur, a menos de una hora de La Capital dominicana se celebró este fin de semana el ya tradicional Festival de Atabales de Sainaguá, mientras que en el Cibao se celebró por cinco días la segunda versión del Festival Cultural Hermanas Mirabal, en homenaje a las mariposas de Salcedo.

Fueron dos festivales de gran trascendencia. Al de Sainaguá fuimos el Viernes a la inauguración y fuimos testigos de la fuerza con que sonaron los cueros del palo mayor y de todos los instrumentos que usan nuestros paleros, lo que nos dice que seguirá para ratos nuestra música raíz, pese a toda la influencia foránea que nos invade. Fuimos parte de la gran fiesta que se armó en el local de la Fundación Sol Naciente y nos confundimos con los bailadores que más se encendían a medida que avanzaba la noche con los diferentes grupos que se presentaron allí. Lo de Sainaguá es un evento único que ya va por su versión 19. Un acontecimiento que debe preservarse para que sigan latente los atabales. Lo del Cibao fue en la Provincia Hermanas Mirabal, en las calles del municipio de Tenares. Allí la diversidad cultural estuvo de manifiesto de muchas maneras. Tres tarimas ofertaban presentaciones artísticas y en las calles toda una diversidad con sancos, esculturas vivientes, artesanos y desfiles de carnavaleros, jinetes, bandas de música y otras expresiones.

Allí estuvimos el Domingo y lamentamos habernos perdido de tanto Porque cada día hubo mucho para escoger en esta gran fiesta provincial que se celebra cada dos años con el apoyo de diversos grupos provinciales y nacionales y la dirección artística de Roldán Mármol. Allí se disfrutó de actividades literarias, talleres, teatro, pintura, folklor y un sin número de manifestaciones que contribuyen al desarrollo de la provincia, la región y el país. Sería un éxito si en muchas otras provincias surgieran festivales como este, nada que ver con consumismo, con bebentinas, ni nada que se le parezca, un festival limpio, realmente cultural Entre el cielo y la tierra.