Opinión

Escándalo de Oxfam

Escándalo de Oxfam

Oxfam, una de las organizaciones humanitarias más importantes de Gran Bretaña, con más de cinco mil empleados y 27 mil voluntarios, ha sido sacudida por un gran escándalo, al revelarse que brigadistas realizaron orgías sexuales con prostitutas en Haití donde prestaban labores de rescate por el terremoto de 2010.

Ya antes, personal de esa agencia no gubernamental había sido cuestionado por comportamiento similar en Chad, una empobrecida nación africana, pero ha sido el inmoral comportamiento descubierto en Haití lo que ha causado indignación en el Reino Unido y en toda Europa.

En medio de la gran tragedia que significó el sismo que devastó a la capital haitiana y causó la muerte de más de 200 mil personas, funcionarios y empleados de Oxfam abusaron sexualmente de menores o contrataron prostitutas para realizar orgías sexuales, según revelaron diarios británicos.

Duele saber que una organización que opera en decenas de países del Tercer Mundo y que maneja miles de millones de euros y dólares provenientes de fondos estatales y de donaciones padezca hoy de tan grave crisis de reputación a causa de abusos perpetrados contra gente vulnerable a la que debería asistir.

La renuncia de la subdirectora general de Oxfam, Penny Lawrence, quien asumió plena responsabilidad por no haber actuado ante el escándalo de abuso sexual que involucra servidores de esa agencia en Haití, no ha disminuido la indignación del Gobierno británico ni de la Unión Europea, que han amenazado con retirar los fondos que proveen a esa organización.

El escándalo de Oxfam refleja el profundo prejuicio que aún prevalece entre instancias gubernamentales y de la sociedad civil de las grandes metrópolis respecto al tratamiento que dispensan a naciones pobres afectadas por crisis humanitarias, donde la asistencia ha estado mediatizada por el discrimen y el desprecio.

Haití es un vivo ejemplo de la hipocresía que caracteriza a las grandes metrópolis que han prometido asistir a esa nación devastada hace ocho años por un terremoto, donde apenas ha llegado un 37% de la ayuda prometida y, para colmo, brigadas de voluntarios incurren en abuso sexual contra menores y la soldadesca transmite el cólera.

A partir de la terrible experiencia de Oxfam en Haití, a lo que se aspira es a que Gran Bretaña y la Unión Europea apliquen desde hoy mismo tolerancia cero contra instancias oficiales u organizaciones civiles cuyos funcionarios, empleados o brigadistas desahoguen sus bajas pasiones en naciones pobres asoladas por la desgracia.

El Nacional

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