Es una verdad de cuño, el que todo en la vida, tiene su fin
Porque Si por bueno te tienes, haz lo que debes
Es una verdad de acuño, que todo en la vida tiene su límite pero, por igual, aquello de que no hay límite en lo que un hombre puede alcanzar en la medida que no le importe quien asuma el crédito. Eso, en muchos casos, se llama desprendimiento, trabajar en equipo en pos de una meta, sin esperar obtener un falso o egoísta protagonismo.
Crear cosas nuevas, detener enérgicamente las malas obras, sea de parte de quien sea o, reaccionar mucho después ante las circunstancias, cuando ya el daño está hecho, solo depende del coraje, visión y sobre todo, la responsabilidad de un líder, pese a las manifiestas debilidades y paradojas que le presente la vida.
Caos, desorden, engaños, vacíos, desconfianzas, principios contradictorios puerilmente simples que nos han empujado a los desgraciados momentos que estamos viviendo y que muy a pesar, aún estamos bien. Hay que esperar cuando se inicie la presión por la deuda eterna, ahora más eterna que nunca y, los que van a padecer esas malvadas circunstancias no encuentren respuestas satisfactorias que justifiquen tal barbarie.
Ante tantos por qué, -sin ánimo de ser más pesimista de la cuenta-, creo que solo les queda el camino de adaptarse a creer una triste y dolorosa verdad, que muchos conocemos pero, que pocos tienen el valor para enfrentar. Y la cuestión es simple, todo lo que se hace, está previamente perdonado. Todo está justificado, político y descaradamente condonado de antemano. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que para un grupito de descarados, cualquerizados e insensibilizados políticos, todo está cínicamente permitido.
Pero, aún así, tenemos que creer y no dejarnos llevar por las incertidumbres y las dudas, sobre todo, cuando todo lo que vemos y sentimos nos presenta un tenebroso futuro. Aunar esfuerzos y decirnos unos a otros jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante.
El amanecer de cada día, debe constituirse en el diario punto de partida hacia la acción a la negación de renunciar ante los hechos que nos quieren postrar, como esclavos sumisos, a los caprichos y prepotencias en este diario vivir, a los cuales nos quieren sodomizar ciertos y determinados negociantes de la política.
No señor, aunque es una verdad incuestionable, que los hijos de la oscuridad siempre han existido y existirán, no menos cierto es que por más poder momentáneo o fuerza creída eterna, por cada fuerza existe una igual y opuesta y que en innúmeras ocasiones, el hombre encuentra su destino, precisamente, en el camino que tomó para evadirlo.
Hay veces en las que, existen puentes a los cuales hay que cruzarlos y, otros tantos, que hay que quemar. Igual resulta con los recuerdos, algunos obligatoriamente hay que rememorarlos siempre, en todo lugar y a cada momento y, otros tantos, a los cuales el mejor remedio, es el olvido.
Por ejemplo: ¿Que se disparen los precios de la canasta familiar? No hay problema, hay que olvidarlo. ¿Que se dispare el precio del petróleo?, no hay problema, hay que olvidarlo. ¿Que los políticos se disparen con cualquier disparate, dirigido a los pendejos, con la finalidad de justificar su bien ganado dinero para destinarlo a obras de caridad? No hay problema, hay que olvidarlo.
¿Que se dispare el fusil? Bueno, ahí sí que no, no se puede olvidar, aunque se quiera. Y la razón es simple, eso indica que se armó el sal pa´fuera; se armó el berenjenal y tanto aquí como allá, cuando se utiliza la democracia como pantalla, para que muchos aprovechados pseudo-políticos, hagan causa común para defender sus particulares intereses, constituyéndose en una verdadera asociación de malhechores y comportándose como verdaderas fieras salvajes, como lobos feroces con disfraz de Caperucita, ese, solo ese, es el resultado final. ¡Sí señor!
El árbol de la libertad debe ser refrescado de vez en cuando, con la sangre de los patriotas y los tiranos. Ese es su abono natural.
T. Jefferson.